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Chandrexa de Queixa, un rincón de maravillas naturales en el Macizo Central, seduce a los amantes del senderismo con sus montañas majestuosas, destacando la Serra da Queixa, con picos que superan los 1.700 metros. Varias rutas revelan los tesoros del municipio. Desde la capitalidad, comienzan diversas rutas con variada dificultad como la ruta circular de Celeiros, de gran belleza natural y cultural, la de Queixeliña, sigue el curso del regato homónimo hasta una aldea abandonada, mientras la de As Forcadas, lleva al senderista en un circuito que atraviesa aldeas con encanto. Al sur, los senderos conducen a alturas impresionantes, como el Castelo da Cerveira, O Seixo y As Malladas. Al norte, se encuentra la pintoresca iglesia de Fonteita y una zona de recreo en Rabal. Chandrexa de Queixa, todo un paraíso para explorar y disfrutar.
Situada en la parroquia de Casteligo, se encuentra una construcción fascinante que merece una visita. No es su tamaño lo que impresiona, que también, sino su belleza única en plena naturaleza. A Ponte da Previsa es un pequeño paso elevado peatonal para salvar el río Dorelle que se alza a más de 1.000 metros. Con una única losa de más de tres metros de longitud apoyada en sillares de granito, es uno de los pocos puentes de la comarca con estas características. Aunque hoy en día está probablemente en desuso, su entorno sigue siendo un lugar espectacular, con una pequeña área recreativa. El Dorelle, que nace en la Serra de Queixa, se desliza en forma de cascadas y pozas en medio de un exuberante bosque autóctono, ofreciendo una caída de unos impresionantes 15 metros cerca del área recreativa.
El viaje hasta llegar al área de descanso a pie de este gran balcón es un recorrido por la belleza natural. La estrecha carretera que serpentea por el Valle Glaciar de Forcadas nos lleva desde Celeiros al Miradoiro dos Glaciares “Bágoas do Seixo”, nombre que tiene varias interpretaciones para los lugareños, alguna de ellas nostálgica, donde el efecto del glaciarismo se hace evidente. Los antiguos glaciares esculpieron estos valles, ahora rebosantes de vegetación y colores cambiantes. Al mirar las cumbres, se revelan tapices cromáticos que varían con las estaciones del año regalando una experiencia visual inigualable.
Un tesoro oculto en un valle abrazado por majestuosas montañas que regala a sus residentes la dicha de su entorno natural. Sus encantadoras calles revelan arquitectura rural, con casas de piedra que narran historias. Durante la Guerra Civil, el intelectual galeguista Valentín Paz Andrade encontró refugio aquí. Esta aldea, ubicada a más de 1.200 metros de altitud, es uno de los rincones más elevados y habitados de Galicia.
Un sencillo banco de madera en medio de la hierba, colocado por un vecino del lugar, es el asiento de un espectáculo celestial, convirtiéndose en una auténtica terraza natural. Desde aquí, las montañas y el embalse crean vistas inolvidables. La ausencia total de contaminación lumínica cautiva a los amantes de la astronomía y a quienes buscan un destino Starlight, así en noches despejadas, este rincón es un placer sensorial y una aventura inolvidable.
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