AGRICULTURA ECOLÓGICA

Crece la producción ecológica en Valdeorras con arándano, castaña y uva

Cultivo de arándanos ecológicos en Vilanova de A Veiga.
photo_camera Cultivo de arándanos ecológicos en Vilanova de A Veiga.
A pesar de las dificultades, los agricultores valdeorreses consolidan la nueva economía verde

El firme convencimiento de que las cosas no pueden ni deben hacerse de otra forma. Esta es la máxima que mueve en Valdeorras a los pocos pero afianzados agricultores que trabajan “en ecológico”. Esta clasificación de los productos “es exigente, porque el control que ejerce el Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica (Craega) es duro, pero es necesario para diferenciarnos; el apellido ecológico ha venido para ayudarnos, para darle el valor que tiene a la agricultura de siempre”. Así lo explica Francisco José Fernández, dueño de una pequeña empresa que comercializa productos hortícolas como la patata, la judía, la nuez o la castaña, con este sello, sita en A Veiga de Cascallá, concello de Rubiá.

Lo mismo piensa el viticultor Manuel “Lolo” Docampo, que cultiva uva y de ella elabora “Bacelos de Biobra”, el único vino ecológico de la zona. Asegura que “cumplir con Craega é esixente, pero eu quero que sexa así, temos que diferenciarnos por calidade; se queres ter un bo produto ten que ser sano, senón non é un bo produto”. Consciente de que el mercado ecológico hoy es más complicado que el convencional, “temos que apostar por él por necesidade, porque se seguimos envenenando a terra, nos estamos condenando”.

Calidad

La calificación “ecológico” vino, según explican, a denominar aquella forma de trabajar en agricultura que “practicaban nuestros padres, nuestros abuelos”, donde no se buscaba el beneficio a través de la cantidad de producto, sino, como cuenta Francisco, “siendo conscientes de lo que la tierra da, porque trabajar en volumen en ecológico es impensable”. De la misma opinión es Lolo Docampo, que afirma tener “todo vendido” porque “produzo pouco, non fago o que fai a xente, que cando venden vinte queren producir corenta para vender máis, esto non vai de facerse rico”. 

A ello se une un proceso de producción que resulta mucho más caro que el utilizado para la mayoría de los productos del mercado convencional. Yesica Barreda lo sabe bien, desde que en 2020 se lanzó a cultivar, en una extensión de 7,5 hectáreas de terreno, el arándano más alto de Galicia, “Trevinca Ecoberrys”, a 1.200 metros de altitud, donde se sitúa su plantación de Vilanova de A Veiga. Un proyecto, que además de cumplir con las exigencias del calificativo ecológico, debe superar los obstáculos propios de una climatología adversa a tanta altitud. 

La falta de información del consumidor es otro de los hándicaps con los que cuentan. “De cien personas, ochenta compran barato y los otros veinte se lo piensan. Por eso una producción muy grande no tiene sentido”. Francisco José lo tiene claro, “la venta mayoritaria es al cliente de confianza, que cree en ti porque sabe cómo trabajas”.

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