Lo abordaron en el garaje y le amenazaron con un revólver, una navaja y una porra eléctrica

Cuatro encapuchados asaltan el chalé de un pizarrista de O Barco y roban 23.000 euros

Cuatro encapuchados robaron 23.000 euros y diversas joyas en el asaltó al chalé de un conocido pizarrista de O Barco. Manuel Fernández Blanco fue amenazado con una pistola, un cuchillo y una porra eléctrica. Los ladrones lo dejaron atado.
“Tiven medo. Moito medo. Viñan cunha pistola, un coitelo e un aparato que da descargas eléctricas e un deles dicía: Córtalle un dedo a este cabrón”. Estas explicaciones las daba ayer Manuel Fernández Blanco, de 63 años, refiriéndose al asalto que sufrió a las 20.10 horas del miércoles, cuando se encontraba en su chalé de la calle As Covas, en O Barco. Este pizarrista es directivo de la Asociación Galega de Pizarristas y consejero del Grupo Corporativo Cafersa.

Cuatro hombres, cubiertos con pasamontañas y con guantes en las manos, lo abordaron en el interior del garaje. De aspecto joven, sólo hablaron dos y lo hicieron en castellano. Le apuntaron con un revólver, una navaja y una porra eléctrica, obligándole a entrar en la vivienda. Ya en su interior, le exigieron todo el dinero que guardaba en casa. Ante esta petición, el empresario les entregaba los aproximadamente 3.000 euros que tenía en una caja fuerte.

La respuesta no gustó a los ladrones, quienes empezaron a dar signos de ponerse nerviosos y a decir: “Eu tiña máis cartos na casa”, según apuntó el empresario. Ante las amenazas, Manuel Fernández abrió su otra caja fuerte y les entregó todo el dinero y joyas que guardaba en ella. Pero los asaltantes siguieron dando signos de nerviosismo, al desconfiar que el empresario no les decía la verdad. Fue en esos momentos cuando uno de ellos le amenazó con cortarle un dedo, al igual que sucedió en el robo de un chalé de Tomiño (Pontevedra), esta semana.

Al confirmar que su víctima decía la verdad, los asaltantes cogieron el botín y abandonaron andando el chalé y la finca que lo rodea. Para dificultar la persecución, le ataron las manos y los pies, cerrándole la boca con una cinta de embalar.

El botín ascendió a 23.000 euros en metálico y varias joyas de difícil valoración. Entre ellas hay varios relojes y cadenas, según apuntó Manuel Fernández, quien resaltó que algunas de las piezas “tenían valor sentimental”.

Una vez que los atracadores abandonaron el chalé, la posibilidad de que se cruzasen con su esposa, preocupó al empresario. Su temor no se convirtió en realidad por segundos. Cuando su mujer se detuvo ante la finca, la puerta de cierre automático aún estaba abierta, indicando que los asaltantes acababan de salir por ella.

Minutos después, el industrial denunciaba los hechos en el cuartel de la Guardia Civil de O Barco, que dio la alerta a las provincias limítrofes: Lugo, León y Zamora, entre ellas. En esos momentos, comenzó la investigación de los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil ruesa, aunque a los cuatro encapuchados pareció habérselos tragado la tierra, desapareciendo sin dejar rastro.

Fuentes consultadas confirmaban el envío de algunas muestras -como pelos- al laboratorio de la Guardia Civil en Madrid, por si alguna de ellas corresponde a los ladrones y no a los habitantes de la casa.

El instituto armado no descarta ninguna hipótesis sobre los autores del robo, desde su posible relación con el asalto al chalé de Tomiño o con la oleada de atracos en viviendas de empresarios que residen en núcleos próximos a Ourense. También contemplan que su origen sea berciano.

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