La llamada de lo rural llevó a Maximino Rodríguez Vizcaya e Isabel Rodríguez Blanco a establecerse en la aldea de Tuxe, un pequeño núcleo de O Bolo que en 2020 tenía 18 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Llegaron desde Vigo con sus hijos, de 13 y 15 años, a mediados de junio de 2021 decididos a quedarse. Aterrizaron “con mucha ilusión y ganas de comenzar una nueva vida”, según explicó Isabel. Hoy en día, solo piensan en acabar con la pesadilla que para ellos supone que sus hijos tengan que esperar el transporte escolar en un cruce de caminos, en pleno monte. Mientras aguardan una respuesta favorable de la Xunta, los padres decidieron que sus hijos “no van a asistir a clases presenciales. Están en casa”, añadió.
A su llegada, el transporte escolar no se detenía en la aldea por la sencilla razón de que no había niños. La familia se instaló en la parte baja del pueblo, llevando la alegría de los dos adolescentes a las calles del pueblo, pero el autobús siguió sin parar, por lo que todas las mañanas deben recorrer los aproximadamente 600 metros que separan su casa del lugar donde se detiene, en un cruce situado a casi 300 metros de la localidad, sin ninguna farola en las inmediaciones y con una marquesina totalmente destrozada. “Os rapaces teñen medo”, explicó Maximino. “Consideramos que, se vivimos nunha aldea, nos teñen que coller nesta aldea, non no monte. Non é adecuado que os nenos teñan que ir coller o autobús no monte”, añadió.
El problema fue puesto en conocimiento del centro al que acuden los dos menores, el Instituto Cosme López, de A Rúa, pero también del Concello y la Administración autonómica.
El alcalde de O Bolo, Manuel Corzo Macías, mostró su apoyo a esta familia. “Eu apoio aos pais”, afirmó. Desde la Consistorial bolesa fueron remitidos escritos a la Xunta solicitando la revisión del itinerario del transporte escolar. La variación sería mínima en kilometraje, es más, el regidor afirmó que al pasar por Tuxe el autobús ganaría tiempo. Añadió que la aldea de Tuxe no es la única que tiene problemas con este servicio, también Valdanta se enfrenta a su negativa de parar en el pueblo.
En la Consellería de Cultura, Educación e Universidade son conscientes de los 600 metros de distancia que deben recorrer los alumnos para subir al autobús y también de que hay dos marquesinas: la de Tuxe y la que está próxima al cruce en el que deben subir al autobús. Sin embargo, indican que una variación del itinerario podría perjudicar a los alumos de otros pueblos, que ya tienen la ruta marcada, por lo que estudian una solución definitiva.
