Los agentes desplazados por la cumbre de la OTAN persiguieron al fugitivo de origen rumano, que viajaba en un coche robado en Portugal

La Guardia Civil blindó Viana por un conductor que se saltó un control

Viana amaneció ayer rodeada por un cordón policial. Lo estableció la Guardia Civil para localizar al conductor del turismo que en la madrugada del miércoles se empotró contra el muro de cierre de las piscinas municipales.
El amplio despliegue de medios sorprendió a los vecinos, que no encontraban explicación a la búsqueda realizada con coches, perros y el helicóptero. Pudo influir la mala suerte. En todo caso, encontrarse frente a uno de los controles policiales montados por la cumbre de la OTAN de Lisboa, cuando uno está sentado al volante de un coche robado no es habitual. 'Escogió un mal día', comentaron fuentes próximas a las fuerzas de seguridad, que no descartaron que el fugado pertenezca a una banda de ladrones organizada y que estuviese examinando un objetivo.

A última hora de la tarde de ayer, la búsqueda se centraba en el municipio de Viana, con un buen número de agentes en los controles de carretera, que no abandonarán hasta la captura del fugitivo. Si esto no sucede, seguirán operativos por la madrugada y a lo largo del día de hoy. El relato de los hechos comenzó muchas horas antes del fuerte despliegue.

En la madrugada de ayer, un conductor de origen rumano viajaba en el Ford Mondeo 1059-DS, que había sido robado en Portugal. Con toda seguridad, por su imaginación nunca pasó que, a las 4.00 horas, los agentes de un control de carretera le iban a ordenar parar. La intensificación de las medidas de seguridad provocadas por la cita lisboeta tuvo la culpa.

Ante su apurada situación, el conductor del Mondeo optó por la menos sensata y pisó el acelerador en vez de utilizar el freno. Su gesto provocó la inmediata reacción de los agentes, que iniciaron una veloz persecución por la autovía A-52. Circularon por ella hasta A Gudiña, donde el perseguido tomó la carretera OU-533, con dirección a Viana.

En el municipio vianés fue interceptado por una patrulla de la Guardia Civil. Este imprevisto le obligó a variar el trayecto y le llevó hacia las estrechas calles del casco viejo de la villa, en un intento de despistar a sus perseguidores. En el barrio de Cima de Vila sufrió el primer accidente y perdió la defensa trasera al dar marcha atrás. Pese a ello, reanudó su carrera, no deteniéndose hasta que el muro que cierra las piscinas se interpuso en su huida. Tras chocar frontalmente, abandonó el coche y el lugar a la carrera.

Poco después, la Guardia Civil montó el cerco policial de la villa. Hasta cuatro controles superaron los conductores que circularon por la OU-533 entre el Alto do Covelo y A Gudiña. A su vez, las carreteras de la zona fueron recorridas una y otra vez por los coches de los agentes, asumiendo los perros de la Unidad Cinológica el rastreo a pie. Desde el aire, un helicóptero sobrevoló la zona en busca de movimientos extraños.

Te puede interesar