La zona de Celavente fue rastreada por los vecinos, agentes de la Guardia Civil y Protección Civil

Una octogenaria aparece en un barranco de O Bolo después de diez horas de búsqueda

Un agente de la Unidad Cinológica de la Guardia Civil con el perro de rastreo.
Una vecina de Celavente (O Bolo) de 85 años, Isabel Rodríguez Fernández, apareció caída sobre unos arbustos a las 18.00 horas de ayer. Una nieta la echó en falta a las 8.00 horas, movilizando a vecinos, Guardia Civil y Protección Civil en su busca.
Isabel Rodríguez Fernández celebra hoy su 85 cumpleaños rodeada de su familia. Este año, sus seres queridos tienen un doble motivo de celebración, pues a las 18.00 horas de ayer era encontrada consciente tras 10 horas de búsqueda. Todo comenzó a las 8.00 horas, cuando una nieta descubrió su ausencia al llevarle el desayuno a casa.

Unos 30 vecinos se pusieron a buscarla en las inmediaciones del pueblo. Contaban que no estaría demasiado lejos, pues sus problemas de movilidad aventuraban que no podría alejarse excesivamente en su escapada.

El paso de las horas y la ausencia de rastros de la octogenaria comenzó a desorientar a los vecinos, que a las 12.00 horas denunciaron la desaparición. Inmediatamente, comenzaron a llegar agentes de la Guardia Civil de toda la comarca, voluntarios de Protección Civil de Petín y de O Barco, así como el perro de rastreo del Servicio Cinológico de la Guardia Civil.

Estos dos últimos equipos llegaron por la tarde, reiniciándose la búsqueda a las 16.00 horas. Dos horas después, un voluntario localizó a Isabel Rodríguez. Había caído por un desnivel de unos cinco metros, yendo a parar sobre unos helechos, al lado de la carretera que comunica Celavente con la OU-533, a escasos metros de la primera casa del pueblo. En una primera revisión le apreciaron varias fracturas, siendo trasladada al Hospital comarcal Valdeorras por los sanitarios de la ambulancia del 061 vianés.



La orografía dificultó la búsqueda

Nada más aparecer Isabel Rodríguez, un familiar suyo comentaba que la caída debió suceder minutos antes de ser localizada, por lo que deambuló por la zona durante buena parte de las 10 horas horas que transcurrieron desde que su nieta dio la voz de alarma. La difícil orografía de los alrededores de Celavente, con precipicios de varias decenas de metros, dificultó considerablemente las labores de búsqueda, que se centraron en los contados lugares a los que solía ir la octogenaria desaparecida.

“Por abaixo hai regatos de mil demonios”, comentó un voluntario de Protección Civil, que no descartaba tener que recurrir a las cuerdas para descolgarse por ellos. Las casas del pueblo, muchas de ellas deshabitadas, también fueron batidas palmo a palmo durante la búsqueda, que también prestó una especial atención a los arroyos que discurren por la zona. En su búsqueda, los equipos recorrieron hasta tres veces los lugares próximos al pueblo.

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