Los vehículos declaran la guerra a los bolardos

Espacio libre dejado por varios bolardos rotos, ante el edificio administrativo de la Casa Grande de Viloira. (Foto: J.C.)
Los bolardos de fundición no son suficientemente resistentes como para resistir las embestidas de los conductores barquenses. En la Praza de Otero Pedrayo, en Viloira, fueron destrozados unos 15 en los últimos meses, según los cálculos del Concello. En otros puntos, como el cruce de las calles Pérez Lista y Academia Dequidt, los técnicos municipales arrojaron la toalla y los sustituyeron por grandes maceteros metálicos.
Cada bolardo le cuesta aproximadamente 100 euros a las arcas municipales, lo que supone una sangría que el alcalde, Alfredo García Rodríguez, pretende frenar. Ayer, anunció la sustitución del actual modelo de fundición por otro más resistente, elaborado con hierro. Este cambio se realizará próximamente, en cuanto se agoten los ejemplares almacenados en el almacén del Concello.

Aunque los bolardos rotos están repartidos por toda la villa, el problema más grave está en Viloira. 'Me inclino a pensar que hay alguien interesado en que se rompan', dijo ayer el alcalde, refiriéndose a este núcleo.

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