VALDEORRAS

A Veiga acaba con el uso de rastrillos para recoger setas

<p></p>
photo_camera Setas transportadas en una cesta de mimbre, como establece la ordenanza

El Concello decidió abrir siete expedientes sancionadores por la utilización de bolsas de plástico

Con las primeras heladas de llega a su fin la campaña de recogida de setas y lo hace sin la presencia, hasta no hace mucho habitual, de personas portando rastrillos para recoger la mayor cantidad posible en A Veiga. La utilización de estas herramientas, que amenazaba con poner fin a una de las riquezas de sus montes, podría haber sido erradicada con la ordenanza municipal que regula la recogida. Estas técnicas eran usadas generalmente por visitantes que se acercaban hasta A Veiga para recoger la mayor cantidad de setas en el menor tiempo posible.

"Non houbo nada de rastrillo", explicó Gloria Luis Santamarina, secretaria-interventora del Concello que dirige Juan Anta Rodríguez y artífice de un ambicioso programa de iniciativas, orientado a potenciar el aprovechamiento micológico de A Veiga. Los rastrillos no arañaron la tierra de estos montes pero sí hubo bolsas de plástico para transportar sus frutos. El Concello abrió siete expedientes sancionadores por su utilización, tras otras tantas denuncias de los agentes del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil).

Los sancionados se enfrentan a multas de 60 euros. Podrían ser mucho mayores, pues las muy graves oscilan entre los 90 y 300 euros, pero el Concello acordó aplicar la cuantía mínima, que varía de 60 a 90 euros, según la ordenanza municipal. "Notifícanse ós interesados para que presenten alegacións", explicó Gloria Luis.

La ordenanza apuesta por la utilización de cestas de mimbre para el transporte de las setas. "As bolsas de plástico forman parte das malas prácticas, pois impiden que se reproduzan as setas. As esporas non saen da bolsa", explicó la funcionaria municipal.

En referencia a la campaña actual, las heladas y la nieve acercaron su final. Los vecinos ya no se limitaron a la popular Macrolepiota o choupín. Ahora, la población de A Veiga se va introduciendo en la recogida de otras especies que antes despreciaban, como el Boletus o la Chantarellus.

Te puede interesar