Un bosque muy comestible en Celanova

La acedera (rumex acetosa), el canónigo (valerianella locusta), el ombligo de Venus (Umbilicus rupestris) y el mastuerzo menor (cardamine hirsuta) protagonizaron este fin de semana en Celanova la primera clase práctica y al aire libre sobre plantas silvestres comestibles organizada por Sabores Espontâneos.

El proyecto profesional de la pareja franco-portuguesa formada por Denis Bertet y Daniela Valente que, hace un año, se instalaba en una aldea del rural celanovés para desarrollar su proyecto de investigación y docencia con fines gastronómicos.

Cerca de medio centenar de personas llegadas desde diferentes puntos de la provincia de Ourense y Pontevedra se desplazaban hasta el área recreativa de Ponte Freixo, junto al puente romano que comparten Cartelle y Celanova, para conocer de primera mano la riqueza que se esconde en el campo gallego. El éxito de la primera convocatoria fue tal que, la organización propuso dos sesiones adicionales (quedan plazas libres para el 8 de febrero). “Estamos muy contentos con la acogida, hay mucho interés por conocer las plantas”, confirmaba Denis Bertet, que anunció que será la primera sesión de un ciclo anual independiente y complementario que, cada mes, organizará salidas para conocer la variedad de especies del campo gallego.

La ortiga, la camomila, la menta y el canónigo eran, mayoritariamente, las más conocidas -y consumidas- entre los presentes en la sesión inaugural del sábado. “La acedera se puede comer cruda cuando las hojas son más jóvenes. El mastuerzo menor queda muy rico en ensalada, como condimento, sabe a mostaza. El ombligo de Venus, se puede comer tanto en crudo como cocido, no tiene mucho sabor, pero tiene textura”, explicaba Daniela Valente, a quien no le hizo falta explicar las cualidades ni usos del canónigo, “es igual que el que compramos en el supermercado, pero silvestre”, dijo.

La elección del lugar no fue casual. “Escogimos este sitio pensando en combinar la idea del patrimonio natural con el patrimonio cultural. Nosotros sabemos de los recursos naturales, pero hay recursos culturales en la zona y queremos contribuir a su valorización, porque además combinan muy bien”, explicaba Denis Bertet. La jornada concluyó con un pícnic campestre donde los participantes compartieron unos rollitos de acederas con queso mozzarella y una infusión de agujas de pino silvestre con miel de castaño. n