Seis de cada diez test de droga a conductores en Ourense dan positivo

Los agentes de la Guardia Civil de Tráfico constatan a diario que el binomio drogas y volante es más habitual de lo que quisieran tras años de campañas preventivas al pie de la carretera, miles de puntos retirados y elevadas sanciones económicas (hasta 1.000 euros). Según el capitán Juan Carlos Nogueiras, hay un repunte desde la pandemia de 2020. “Se vive y se conduce como si no hubiera un mañana y como si fueras inmortal”, apostilla.

Las drogas son un problema en las carreteras ourensanas y, por el momento, no se ha encontrado una solución. “Cuando consumimos alcohol y drogas sobrevaloramos nuestras capacidades en la conducción y minimizamos el peligro, asumiendo riesgos innecesarios que acarrean trágicas consecuencias para el conductor y la ciudadanía”, asegura el capitán, quien recuerda que “los delitos viales son delitos contra la seguridad colectiva”.

Pese a que las multas por alcohol se mantienen estables en la última década, un 1,3% de las pruebas practicadas detectan excesos, las drogas ilegales van en ascenso entre los conductores que circulan por las carreteras interurbanas de la provincia o cascos urbanos de municipios sin policía local (Viana) o que hayan cedido las competencias porque no pueden prestar el servicio durante la noche (casi todas las villas). Si en 2023, entre enero y noviembre, el 51,4% dieron positivo, en los 11 primeros meses de este año ya son más: el 55,1%. Y ello teniendo en cuenta que se hicieron menos pruebas para la detección de estupefacientes: 1.112 en 2023 y 1.009 en 2024 (entre los meses de enero y noviembre).

A los guardias civiles les ha llamado poderosamente la atención en estos dos últimos años la detección de opiáceos como la heroína entre los conductores más jóvenes. “La heroína, que es una sustancia muy adictiva con muy pocos consumos, ha bajado de precio y los chavales jóvenes están consumiéndola o mezclándola con otras drogas”, alerta Nogueiras. De todas formas, la sustancia que más aparece en las pruebas es el THC (cannabis) -cuatro de cada diez-, seguida de la cocaína y las anfetaminas y metanfetaminas.

Los positivos en drogas son más que en alcohol porque son pruebas más selectivas, con un cribado previo por parte de los agentes formados específicamente para detectar signos (pupilas dilatadas, etc). Requieren tiempo (unos 15 minutos de media por conductor) y dinero. Tras el test indiciario, en caso positivo se recoge saliva gemelar y se remite en un recipiente precintado a un laboratorio de Barcelona. Hasta que llega el resultado, el expediente sancionador permanece inactivo.

El alcohol está presente en los accidentes de tráfico tal como revelan los 83 sancionados tras sufrir un siniestro y en las infracciones detectadas (74 positivos). Este año, se practicaron por parte de la Guardia Civil 85.182 pruebas, la mayor parte en controles preventivos. Algo más de un millar superaron el límite general de 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Una cifra nada desdeñable, máxime cuando en uno de cada tres accidentes mortales está presente el alcohol (media nacional).

El alcohol y las drogas restan más puntos que la velocidad. Según la Dirección General de Tráfico, el exceso de alcohol restó 5.458 puntos y las drogas, 3.822. En cuanto a las sanciones, con datos aportados por las policías locales, 1.218 y 637, respectivamente.