Comienza el verano más singular en Ourense: “Aún no hay que darlo por perdido"

Ourense recibe el verano, que empieza hoy poco antes de medianoche, abriendo sus recursos al turismo, así como a la llegada de los que tienen sus segundas residencias en la provincia. A partir de mañana, la movilidad dentro de España se queda sin restricciones, por lo que se espera una avalancha de personas procedentes de otros lugares de España, algo que obligará también a extremar las precauciones.

Este verano es el más raro de los últimos años, al empezar el sector turístico de cero, pero también es un reto mayúsculo, una oportunidad para aprovechar el tirón de Ourense como "destino seguro" y "de salud", un concepto que cobra más importancia que nunca. El año pasado, Ourense vivió una época estival histórica, tras batir su récord de visitantes entre junio y septiembre, un total de 146.346 personas. Ahora, con el mes de junio tocado al quedar restringido en su primer tercio solamente al turista gallego, parece imposible batir esa cifra. Por si acaso, la provincia lo intenta y ya se adecenta para la llegada de foráneos. Las primeras piscinas abrieron ayer viernes sus puertas en Maceda. También fue ayer el día del pistoletazo de salida para los catamaranes en la parte ourensana de la Ribeira Sacra, con los primeros dos viajes que sumaron cerca de medio centenar de usuarios.

“No hay que darlo por perdido"

"No hay que dar por perdido el verano. La oferta debe ser lo más integral y compacto posible, el potencial turista no solo lo valorará sino que lo agradecerá", apunta Patricio Sánchez, profesor de Economía Aplicada en el Campus. Ourense está en "situación de privilegio": turismo interior, distancia, espacio, salud... "Cuando antes se buscaba la masificación, ahora todo lo contrario. Ourense ofrece muchas oportunidades, todo ello en un turismo de proximidad, que marcará esta primera etapa".

Aunque muchos sectores como el teramalismo o parte de patrimonio de la ciudad siguen cerrados, otros puntos, como la Ribeira Sacra, ya empiezan a mostrar su mejor cara. Los catamaranes desde Santo Estevo iniciaron ayer una nueva etapa. "Empezamos con 25 persoas á mañá e unhas 15 pola tarde, pero para a fin de semana xa temos 60 nas viaxes", indica Antonio Fernández Andrade, de Viajes Hemisferios. Aunque les permiten una ocupación del 100%, han optado por rebajar el máximo al 80% por seguridad. No harán viajes todos los días hasta el 1 de julio, aunque se podría adelantar "dependendo da demanda". Las perspectivas son "boas", aunque notan todavía "temor" entre los visitantes. Los viajes se reducen, "porque despois de cada viaxe hai que facer unha desinfección total", apunta Andrade.

El presidente de la Diputación de Ourense, Manuel Baltar, descarta la madrileñofobia y abre las puertas al turismo. "Hai que extremar as precaucións hixiénico-sanitarias e seguir as directrices. Non hai que frivolizar nin apuntar a ninguén doutra comunidade", apunta Baltar, que recuerda el registro histórico en verano de 2019 para inyectar optimismo. "Estamos nunha dinámica de reactiviación importante ofrecendo un turismo non masificado que é o que busca a xente".

En este sentido, Patricio Sánchez recuerda que el turismo activo ha iniciado la desescalada "mucho antes que cualquier otro" y las reservas apuntan a un "repunte muy importante".

Reservas de última hora, el recurso de los turistas

El sector hotelero ourensano espera la llegada de turistas con la permisión de la movilidad dentro del territorio. Por el momento, el movimiento se hace notar tímidamente. "No se puede precisar una cifra sobre cómo nos irá, la gente se está decantando más por la reservas de última hora", señalan desde el Hotel Carrís Cardenal Quevedo. Este cambio de comportamiento en los turistas lo achacan a la incertidumbre a corto plazo: "Esperan a reservar según avance la situación", comentan.

El Hotel Miño también ratifica esta apreciación que se hace presente en la época postcovid: " Los huéspedes sí que están realizando más reservas de última hora, pero creemos que esto entra dentro de la normalidad de una situación tan susceptible a cambios diarios", afirman. Las dudas atrasan la toma de decisiones de los turistas, que se decantan por viajar a lugares más próximos. "O típico vai ser que xente dende lugares preto de Ourense se decanten por pasar uns días na cidade", explica Ramón Franco, gerente del hotel Alda Estación.

Priorizar la última hora no es el único cambio que aprecia el sector en estos momentos: "As estadías tamén son máis curtas, non se alargan moito", apunta Franco. En su hotel repuntan las reservas relacionadas con viajes de empresa, su principal perfil de cliente, con menor actividad en el turista vacacional: "Temos clientes de empresa que se empeza a notar, de momento a nivel vacaciones está a espera polas reservas de última hora", comenta Franco.

Los hoteles esperan su llegada adaptándose a los nuevos protocolos que dictan su actividad en esta "nueva normalidad". En los espacios comunes reinará la distancia de seguridad y los dispensadores de gel hidroalcohólico. La limpieza y la desinfección no faltará para garantizar un servicio "seguro". En Alda Estación incluso plantean ofrecer el desayuno a sus huéspedes con previsión: "Estamos a buscar unha solución para o almorzo bufet que pode pasar por un servizo á carta, pedido do día anterior", resume Franco.

Petición de protocolos

Las viviendas turísticas cuentan con poder "salvar la temporada" ante el número de reservas que mantienen de cara a verano. "Las viviendas turísticas, al no contar con zonas comunes, también se sienten que ahora se inclina más por ellas", cuenta Dulcinea Aguín, presidenta de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga). Este sector en auge los últimos años, se consolida con esta crisis sanitaria: "Estábamos en auge y ahora más".

La limpieza y la desinfección no falta en este tipo de viviendas, pese a que carecen de un protocolo que reclaman: "Hacemos estas tareas con productos homologados pero, a día de hoy, carecemos del protocolo que debemos seguir las viviendas de uso turístico", resalta Aguín.