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La simpleza por la que ha optado el Gobierno central para anunciar el pasado jueves una línea de ayudas antidespoblación deja a Ourense fuera de juego. El presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, afirmó en una comparecencia en el Congreso que se impulsarán medidas para favorecer el empleo indefinido en las tres provincias españolas con menor densidad de población (Soria, Teruel y Cuenca), al reducir las cotizaciones empresariales en los contratos indefinidos existentes y en los nuevos de este tipo que se firmen en esos territorios.
En concreto, la medida pretende respaldar la consolidación y creación de empleo a través de una reducción del 5% en la cotización por contingencias comunes de la empresa en todos los contratos indefinidos existentes en el ámbito provincial, del 15% en los nuevos contratos indefinidos y del 20% en nuevos contratos indefinidos en empresas situadas en municipios de hasta 1.000 habitantes.
La utilización únicamente del criterio de densidad de población (tener menos de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado) en un marco provincial supone no tener en cuenta parámetros como la pérdida de habitantes o realidades comarcales o municipales, una línea que ya sigue la Unión Europea tras escuchar durante los últimos años a los expertos en este campo.
En este sentido, aunque Ourense supera claramente a Teruel, Soria y Cuenca en densidad poblacional (44 habitantes por kilómetro cuadrado), su sangría demográfica en lo que va de siglo no resiste comparación, ya que mientras la provincia ourensana se ha dejado un 10% de la población que tenía hace dos décadas (porcentaje solo superado por Zamora), las tres beneficiadas por el Gobierno central no llegan a un 2% de caída en este mismo período.
Más allá de la foto provincial, el Gobierno ha optado por esquivar los vientos de cambio que soplan desde Bruselas a la hora de afrontar el drama demográfico, que pasa por una visión más local que atienda las realidades en cada territorio y que, en el caso de Ourense, dejan a 26 concellos en un riesgo claro de despoblación, con tres comarcas enteras y 12 ayuntamientos con una densidad de población menor de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que otros dos municipios llevan al menos una década perdiendo anualmente más de un 1% de gente.
“Se trata de garantizar empleos dignos, servicios públicos de calidad en todo el territorio, es la apuesta y el compromiso del Gobierno de España”, destacaba Pedro Sánchez en su intervención para justificar esta apuesta, añadiendo que “la despoblación no es un fenómeno irreversible ni un problema sin solución”. Por ahora, la decisión de establecer unos criterios desfasados impiden a Ourense tener una herramienta más para enfrentarse al arduo reto demográfico.
Tres comarcas cumplirían por sí solas el criterio de densidad poblacional de menos de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado que ha puesto el Gobierno central para favorecer a empresas en zonas despobladas. El epicentro de este problema en Ourense son las áreas de Caldelas, Trives y Viana, compuestas cada una por cuatro municipios (Castro Caldelas, Montederramo, A Teixeira, Parada de Sil, Chandrexa de Queixa, Manzaneda, Trives, San Xoán de Río, Viana do Bolo, A Gudiña, A Mezquita y Vilariño de Conso), y que tienen menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado.
En este escenario también se encuentran otros 12 municipios repartidos por la provincia como son A Veiga, Laza, Carballeda de Valdeorras, Castrelo do Val, Calvos de Randín y O Bolo, Lobios, Vera, Baltar, Vilardevós, O Irixo y Vilar de Barrio.
De estos, cumplirían el requisito de llevar una década perdiendo población por encima del 1% anual Calvos de Randín y O Bolo, escenario en el que también están Melón y Sarreaus.
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