Luis Miguel Segovia García, más que un jefe un amigo

LUIS MIGUEL SEGOVIA GARCÍA
LUIS MIGUEL SEGOVIA GARCÍA

Te has ido, amigo Luismi, te has ido sin avisar, por la puerta de atrás y con tan sólo 58 años; y nos has dejado un hueco espantoso en el alma imposible de rellenar. Eras, nuestro jefe, sí, pero, sobre todo, eras nuestro amigo y compañero. Tanto tiempo te esforzaste que fuiste el que más años aguantó al frente del servicio de incendios forestales de Ourense.

Y es verdad, para mérito el tuyo: sin vacaciones en 8 años; de guardia los 365 días del año las 24 horas del día; aguantando estoicamente todas las calamidades…

Y eso, querido amigo, sólo lo soportan los mejores; porque, quién mejor que tú para uno de los puestos más duros, sacrificados y de mayor responsabilidad de la Xunta de Galicia, con tu templanza, serenidad, bonhomía y profesionalidad; con tu saber estar, que no se te oía una queja, y cuando te cabreabas lo único que hacías era alzar la mirada y soltar un: “bueno, bueno…”; y desarmabas a cualquiera.

Quién mejor que tú en esta provincia donde llegamos a tener la mitad de los incendios forestales de Galicia y en Galicia la mitad de los de toda España, o sea, la cuarta parte de todos los incendios del Estado en Ourense, en tan sólo un 1,5% del territorio nacional. ¡Qué barbaridad! El horror, del que hablaba el coronel Kurtz de Joseph Conrad. Y, sin embargo, allí estabas tú, el hombre tranquilo, como John Wayne en la película de Ford, poniendo calma, sabiduría y tesón en la defensa de nuestros montes, de tus montes; de los montes de Bande y la Baixa Limia de los que te hiciste cargo cuando llegaste a nuestra provincia hace ya treinta años, y te brillaban los ojos al hablar de aquellos tiempos con tan buenos y felices momentos, igual que me brillaban a mí al recordar el parque natural del Xurés.

Eras, lo sabe mucha gente, un buen ingeniero de montes, y además te conocías al dedillo todos los intríngulis y vericuetos de esta compleja administración; siempre al servicio del ciudadano, para resolverle sus dudas y abrir camino de progreso, que para eso estamos.

Qué puedo decir, que hasta hiciste de gancho hace tan sólo una semana para sacarme de la oficina pues me teníais reservada una grata sorpresa en la que

ya sería, después de tantos años, mi última guardia; cuando en realidad el que se iba y quien hacía su último servicio al país eras tú.

En nombre de sus compañeros de trabajo, nuestro cariño y el más sentido pésame a la familia.

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