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FIESTA TRADICIONAL
El pequeño pueblo de Purdeus, en la parroquia de Chandrexa, perteneciente al concello de Parada de Sil, se convirtió este sábado en un hervidero de actividad con la celebración de la undécima edición de la “Festa da Pisa da Castaña”. Esta tradición, que año tras año reúne a cientos de visitantes y vecinos, ofreció a todos los presentes la oportunidad de sumergirse en una práctica centenaria que revive la memoria y el patrimonio cultural gallego.
La jornada comenzó a media mañana con la música de los gaiteiros Os Trabazos y la apertura de una feria de productos locales, donde los asistentes pudieron disfrutar de delicias como quesos o vinos de la región, así como stands de cosmética natural elaborados también en Ribeira Sacra. Los expositores, orgullosos de mostrar sus productos, crearon un ambiente acogedor a pesar de que la mañana se despertaba con la lluvia amenazando por momentos, invitando a cada visitante a conocer de cerca la riqueza gastronómica y artesanal de la zona.
El momento más esperado fue la recreación de la “pisa da castaña”, una actividad esencial en tiempos pasados para las comunidades del interior gallego. Los visitantes pudieron conocer cómo se recolectaban, secaban y preparaban las castañas para su conservación. Todo comenzaba en el “sequeiro” de Amalia Fernández, quien cada año cede esta construcción para la fiesta, un secadero donde las castañas se mantenían a baja temperatura para que el fuego las secara lentamente, un proceso que podía durar semanas.
Finalmente, llegaba la pisa: el fruto seco era colocado en sacos que se golpeaban con fuerza controlada contra un “pisón” de madera para romper la cáscara sin dañar la castaña. Era un trabajo duro, pero lleno de sabiduría y destreza, tal como demostraron los veteranos que participaron en la exhibición, transmitiendo su experiencia a las nuevas generaciones, quienes tampoco dejaron de golpear con salero sus sacos, dejando plasmado un relevo generacional.
Tras ese proceso, y con la piel rota pero sin dañar el fruto, los sacos se vacían en la criba y ahí con total maestría un vecino movía las castañas, haciéndolas bailar y consiguiendo que la piel caiga al suelo quedando perfectamente limpias.
Con la pisa completada, el ambiente festivo continuó con el “Xantar Popular da Castaña”, una comida que reunió a 200 comensales bajo una carpa. Los asistentes disfrutaron de un cocido gallego con lacón, cachucha, ternera, androia, oreja y morro, rematado con la tradicional bica de postre. Los vinos de Ribeira Sacra acompañaron los platos, en un festín que fue mucho más que una comida: fue un punto de encuentro, una celebración del esfuerzo colectivo y un tributo al legado compartido que cada vez más gente quiere conocer y revivir.
La “Festa da Pisa da Castaña” es más que un evento festivo: es la expresión viva de la memoria de un pueblo que resiste al paso del tiempo, manteniendo sus raíces
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