Scindia Vásquez, de técnica en marcapasos a cuidar personas mayores

Scindia Vásquez es técnica en marcapasos. Pese a que estudió para monitorizarlos y controlar su funcionamiento, desde que vino a España hace un año aún no ha logrado homologar su título. Conseguir el NIE tampoco fue fácil: tuvo que ir a Oviedo para lograrlo.

Scindia Vásquez, una de los muchos venezolanos en Ourense.
Scindia Vásquez, una de los muchos venezolanos en Ourense.

Nunca hubo tantos venezolanos en Ourense como hasta este 2023. Son 8.273, casi el doble que hace cinco años (cuando había 4.542). Mientras la situación política y económica en Venezuela empeora, el número de migrantes en la provincia aumenta.

El representante de la Federación Venezolana de Galicia (Fevega) en Ourense, José Félix González, señala que la gran mayoría de los extranjeros del país sudamericano llegan a la comunidad con estudios y formación realizada en su país de origen. Sin embargo, son contados los que pueden ejercer de lo suyo: “Nos vemos obligados a trabajar de lo que no quiere la gente de aquí”, explica González.

No obstante, tampoco es sencillo el acceso a estos puestos: conseguir el Número de Identidad de Extranjero (NIE) es fundamental para un migrante que llega al país y las citas caen a cuentagotas. Sin dicho documento, no pueden trabajar ni residir legalmente. Aún con todo en regla, deben añadir seis meses más para completar el proceso. Las vidas de más de 200 personas están actualmente retenidas por la burocracia.

La Policía Nacional solo da cita un día al mes para sacarse este permiso, excepto este mes de noviembre que no hay ninguno disponible. No alegaron razones de que las líneas telefónicas estén cerradas esta semana, pero sí señalan que falta personal para hacer frente a las peticiones el resto del año.

Así fue el caso de Scindia Vásquez, una venezolana de 40 años que tras pasar un año en Ourense tiene permiso de trabajo desde la semana pasada. Llegó con su hijo de 25 años desde su país natal porque la situación económica era asfixiante. “No había oportunidades, tuvimos que venir para buscar una vida mejor”, indica. Allí estudió para ser técnica en marcapasos cardíacos. Es un perfil que estudia los aparatos cardiopulmonares artificiales, los monitoriza y realiza seguimientos de los mismos. Además, en quirófano acompaña al cirujano en todo momento. Pese a su preparación, que ahora está completando con otra licenciatura (la prepara en Venezuela pero vía telemática), no puede ejercer hasta no tener el título homologado. Es una cuestión que lleva un margen de tiempo considerable: “Para ello primero comencé con el certificado de Bachiller, que tarda cuatro meses de media en resolverse. Después, haré lo mismo con mi título técnico y la licenciatura”, indica.

Mientras no logra alcanzar su objetivo y ejercer su profesión, tiene que dedicarse a otros oficios. En su caso, atiende a personas de la tercera edad en sus domicilios, además de realizar otras tareas de limpieza.

“Yo pensaba que todo sería más sencillo, no pensé que me fuese a llevar un año lograr el permiso de trabajo. Gracias a Dios, mi hijo siempre me da fuerzas para seguir adelante”, señala Vásquez. Este, que hasta la semana pasada tampoco tenía la autorización laboral, estudió un curso de inglés y ahora está tratando de lograr un empleo.

A Oviedo a por los papeles

El problema para conseguir el NIE paraliza las vidas de cientos de personas desde la pandemia. El caso de Scindia Vásquez -que llegó en 2022- no es diferente. “Intenté llamar durante tres meses, pero no me cogían el teléfono y no había forma de que me diesen día”, asegura. Por tanto, cansada de repetir los mismos trámites una y otra vez, se desplazó hasta Oviedo. Allí lo logró: le dieron una primera oportunidad para realizar el papeleo. Más tarde, pudo realizar un traslado de los documentos a Ourense. “A día de hoy, todavía no sé si me aceptaron el trámite final de los papeles”, afirma.

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