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El ourensano Pablo Medela dirige desde hace casi un año la Unidad de Intervención de Armas de la Comandancia de la Guardia Civil de Ourense, con 22 personas a su cargo. Antes de ocupar esta posición fue, durante diez años, el oficial a cargo del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) en el mismo lugar a donde accedió tras pasar un tiempo destinado en Instituciones Penitenciarias de Pereiro de Aguiar. También estuvo destinado cinco años en San Sebastián y se formó en Valdemoro.
Desde que está en la Unidad de Intervención de Armas señala que se dio un cambio en el destino de las que incauta o recibe la Guardia civil: las subastas anuales que celebraban en la Comandancia llegaron a su fin. Las armerías y otros puntos de venta reclamaron que les estaban haciendo competencia y su actividad cesó.
En la última, celebrada en enero de este año, se subastaron 800 escopetas, rifles, carabinas, armas cortas de diferentes calibres… Todas ellas incautadas en operaciones del Instituto Armado -de propietarios fallecidos o de licencias caducadas-. Ahora, las que se localicen en operaciones tendrán que convertirse en chatarra y las de fallecidos habrá que venderlas a armerías o pagar para deshacerse de ellas.
Habitualmente este “mercadillo” de segunda mano tenía gran afluencia. En la última ocasión el rifle más caro se vendió por 900 euros y el más bajo rondó los 30.
A partir de ahora, solo un tipo de fusil se salvará de la fundición: aquellos que pertenezcan a masacres, hechos históricos -como la pistola de Tejero- o que sean previas a 1890.
En la provincia, el último acontecimiento en el que hubo personas detenidas que emplearon armas de fuego fue el tiroteo en la gasolinera de Tamallancos (Vilamarín). Ocurrió el 8 de marzo de este año y dejó a cuatro personas heridas.
Los hechos ocurrieron a las 16,05 horas. Un grupo de cinco amigos jugaba la partida en el interior de la estación de servicio y, pocas mesas más allá, tres personas comían juntas. Otros clientes estaban de paso. Todos ellos coincidieron en espacio y tiempo cuando el identificado como E.M.M. irrumpió pegando tiros, sin mediar palabra. Tenía un objetivo claro: dar al hombre que se había “llevado a su hija”. El implicado, de etnia gitana, quería que su hija volviese al hogar familiar, por lo que irrumpió en un “rescate” de película.
El autor es un vecino de Amoeiro de 48 años que, aunque intentó huir del lugar, fue localizado por la Guardia Civil. Los heridos, de distinta consideración aunque fuera de peligro, fueron trasladados en ambulancia al CHUO.
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