LA REVISTA

Pescados épicos de tamaño y de sabor en Cangas en Capri

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photo_camera Imagen de una paella en el restaurante Capri.

El Capri es un restaurante en el que se puede disfrutar de una comida con vistas a las Cíes, desde su terraza.

Hacía tiempo que no me movía por la península do Morrazo, esa tierra que, cuando no existía el puente de Rande, en Vigo llamábamos “la otra banda del mar”. Y sí. Era otra banda, a la que se llegaba plácidamente en barco. Hoy todavía merece la pena hacerlo, incluso para ir al restaurante de esta semana, al que dista del puerto un agradable y conveniente paseo, tanto a la ida, para abrir boca, como al regreso, para digerir sus copiosísimas raciones.

El Capri es un restaurante en el que se puede disfrutar de una comida con vistas a las Cíes, desde su terraza. La terraza no es gran cosa, en lo que a amueblamiento se refiere. Tiene todavía ese aire silvestre de los años setenta del siglo pasado. Pero lo bueno es que la cocina, también.
Merece la pena ir hasta allí para compartir pescados grandes: un coruxo, un rodaballo, un sapo, o alguno de sus arroces. En esta primera ocasión fueron el arroz con bogavante y el guiso de coruxo. Mientras se elaboraban, pulpo al estilo feira y a la plancha. Por primera vez me gustó más el segundo que el primero. Y en ambos casos se trataba de pulpos gallegos sin lugar a dudas, por el tamaño, el color y su intenso sabor. 

El arroz, lo probé, no era lo que había pedido, pero sentí curiosidad. Estaba muy bueno, aunque algo salado para mi gusto. El coruxo, en cambio, era cosa aparte. Un ejemplar de épicas magnitudes, que no fuimos capaces de terminar entre cuatro. Sabroso, fresquísimo. Una maravilla.
En general, con dos raciones comen tres. El vino de la casa no merece la pena pero todo lo demás sí. En resumen, una buena cocina, buenísima materia prima, vistas magníficas y unas instalaciones mejorables, dan un conjunto más que aceptable.

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