Albertito: el último truco de un mago eterno

REGRESO INESPERADO EN BALONCESTO

El base ourensano ha jugado dos partidos con casi 47 años, muy cerca de récord que tiene Darryl Middleton

Alberto Gómez trata de anotar una canasta ante el Estudiantes de Lugo.
Alberto Gómez trata de anotar una canasta ante el Estudiantes de Lugo. | CB Chantada

Los romanos escribían en las piedras para perpetuar sus hazañas hasta la eternidad. Alberto Gómez jugó el sábado su segundo partido con el Chantada y lo hizo con casi 47 años (19 de diciembre), o lo que es lo mismo, a unos meses de entrar en la historia del baloncesto español como el jugador más longevo en disputar un partido FEB. El récord lo tiene Darryl Middleton, que jugó en noviembre de 2013 con el Benidorm (Liga EBA) con 47 años y 3 meses. El protagonista de esta historia se autodescarta para esa “corona”, pero no ha podido evitar regresar a las páginas de los periódicos.

Mi ego y mis ganas de jugar ya están más que superados. Esto ha ocurrido porque es en Chantada (su club desde hace 20 años) y por una necesidad y casi obligación, pero esta es una situación excepcional y fuera del sentido común. Creo que ya no debí jugar el primer día y no debería jugar esta próxima jornada”, explica este base ourensano con más de 350 partidos disputados en la categoría y formado en la cantera del COB, con el que jugó en LEB Plata.

Un regreso inesperado por necesidad y amor al baloncesto

Colgó las zapatillas en 2012 y las cambió por la pizarra, la mayoría de los años en un Chantada con el que esta campaña ejerce como ayudante de Alberto Fafián. Hace dos semanas, tres lesiones en la plantilla y dos de ellas en el puesto de base (Eddie Czerapowic y Seikhou Konté) y las normas federativas abrieron una puerta impensable: “Un día antes no había ni equipación para mí y me fui a la Lanzada con Marta (su mujer) porque ya iba desde allí directo al partido (en Vilagarcía). Llevé las zapatillas para hacer el calentamiento y ya está”. Pero jugó.

Fafián le pidió entrar y Albertito le dijo que no se veía preparado. El partido no iba bien, cambió de idea y desde el primer balón apareció la magia. Como si el reloj corriese hacia atrás: “Me sentí muy extraño. Llevaba una hora sentado en el banquillo y 12 años retirado, ¿cómo iba a estar? Luego, lo que es jugar fue más sencillo. Subir el balón y pasarlo lo he hecho toda mi vida y no me costó excesivamente, pero a mí mismo me veía raro. No entreno con los compañeros, los jugadores van todos mucho más rápido que tú, pero es baloncesto, que es lo que más me gusta e hice lo que sabía hacer”.

Las redes sociales ya lo elogiaron tras el debut, pero la pasada jornada el partido era en casa y estando avisado de que iba a jugar: “Ya fue distinto. Fui un día a entrenar con el equipo, me preparé un poco, dormí más horas para estar más descansado y todas esas cosas”. Y pasó: “Siempre he jugado, como mínimo, al nivel físico de las ligas en las que he estado y aquí no era el caso, pero salieron las cosas bien. Fue un partido competido, salieron las cosas bien y ganamos. Creo que, a lo mejor, me vi un poco en una situación de debilidad y me rebelé un poco. En vez de achicarme, tiré para adelante y me salieron las cosas, como pudieron no salir”.

Tira todavía más de sinceridad, o exceso de modestia, tras jugar casi la mitad del partido, meter dos canastas, dar dos asistencias, coger tres rebotes y robar dos balones: “Hice cosas que no le permitimos a nuestros jugadores. Pasaba los bloqueos por detrás, descansaba un poco en defensa, le flotaba a alguno y manejaba los tiempos. Puede quedar muy bonito en los videos, pero cuando pasaban los minutos me costaba cada vez más”.

Pendientes de concretar esta semana el fichaje de un base, pero el Chantada seguro que estaría encantado de seguir contando en la cancha con su leyenda, pero Alberto evita especulaciones: “Ayer no me daba movido. No sé lo que pasará esta jornada, pero no hay nada que pensar. Esto ha pasado, pero ha sido algo excepcional y ya está. Noto mi cuerpo y sé cómo está”.

Albertito renuncia a tallar su propio nombre en la historia del baloncesto español. Si el del sábado fue el último partido, no pudo ser mejor. Si lo es el domingo en Betanzos, será un privilegio volver a verlo agitar la varita.

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