París brilló para el mundo en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos

La originalidad ya iba de serie, al ser la primera ceremonia de inauguración de unos Juegos Olímpicos que no se celebraba dentro de un estadio. El río Sena fue el hilo conductor de un acto que, como suele ser norma, resultó demasiado largo y, en este caso, con demasiados puntos de interés. Porque París se esmeró en mostrar infinidad de aspectos de la cultura francesa utilizando como escenarios monumentos mundialmente conocidos a orillas del río. Y todo mientras los deportistas desfilaban en barcos variopintos, compartidos en la mayoría de los casos por varios países. El de España, de hecho, tenía en su popa a Estonia por cuestiones del abecedario.

La lluvia, sin duda, deslució el espectáculo. Por mucho empeño que se puso desde todos los participantes por hacer como si no estuviese. Los deportistas y todos los artistas participantes cogieron una sonora mojadura que, en el caso de los primeros, preocupó a más de uno.

La lluvia no restó espectacularidad a una ceremonia novedosa y repleta de sorpresas a la que le puso el cierre Céline Dion

La complicada retransmisión televisiva fue mezclando puntos de interés. Hubo actuaciones musicales sonadas, como las esperadas Lady Gaga o Aya Nakamura. Y el gran final con Celine Dion, ya después del encendido de una antorcha voladora que estará en el cielo de París hasta el próximo día 11.

Porque es cierto que la ceremonia remontó en interés en su recta final. Primero, con los últimos portadores de la llama, entre los que estuvieron Zinedine Zidane o Rafa Nadal, este último el encargado de portarla por el Sena. La atleta Marie-Jose Perec y el judoca Teddy Riner fueron los encargados de prender el original pebetero.

El presidente del COI, Thomas Bach, inauguró los Juegos con una invitación “a soñar” con todos los participantes “en un mundo desgarrado por la guerra y conflictos”, y para lo cual abogó por la “solidaridad” como antídoto.

Por culpa de la lluvia, no se cumplieron las previsiones de público, pero sí será recordada por su originalidad de inicio y por su originalidad al final con la llama olímpica voladora.