Muere Rick Davies, el alma de Supertramp

Su muerte marca el fin de una era para el rock progresivo y deja un legado musical que sigue resonando en generaciones enteras.

Nacido en Swindon, Inglaterra, en 1944, Davies descubrió su pasión por la música al escuchar “Drummin’ Man” de Gene Krupa. Aunque comenzó como baterista, fue el piano eléctrico —especialmente el Wurlitzer— el que se convirtió en su sello distintivo. En 1969, publicó un anuncio buscando músicos para formar una banda; Roger Hodgson respondió, y así nació Supertramp.

Davies y Hodgson lideraron Supertramp durante su época dorada, creando himnos como Goodbye Stranger, Bloody Well Right, Take the Long Way Home y Breakfast in America. Aunque sus estilos eran opuestos —Davies, más bluesero y estructurado; Hodgson, melódico y espiritual—, juntos lograron una química que definió el sonido del grupo.

Tras la salida de Hodgson en 1983, Davies continuó al frente de la banda, manteniéndola activa hasta 2015, cuando su salud lo obligó a cancelar la gira Supertramp Forever Tour. En sus últimos años, tocaba en pequeños clubes bajo el nombre Ricky and the Rockets, disfrutando de la música sin los reflectores.

Rick Davies fue descrito por sus compañeros como una persona cálida, resiliente y profundamente devota a su esposa Sue, con quien compartió más de cinco décadas de vida. Su voz conmovedora y su toque inconfundible en el teclado dejaron una huella imborrable en la historia del rock.

Con más de 70 millones de discos vendidos y álbumes que se convirtieron en clásicos contemporáneos, Rick Davies no solo fue un músico excepcional, sino también un arquitecto de emociones sonoras. Su música sigue viva, recordándonos que las grandes canciones nunca mueren, simplemente se transforman en memoria colectiva.