Medio siglo de roscones, tartas y dulces

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Confitería Solla

  • Uruguay, 17. Vigo
  • Teléfono: 986 43 98 08

Tan importantes como en Reyes, son los roscones de Pascua. Un dulce que compite con otras tradiciones como las monas y huevos de chocolate, dulces que regalan los padrinos a sus ahijados. Antes eran las madrinas quienes se ocupaban no solo de regalarlo, sino de elaborarlo. Un trabajo largo y algo tedioso que incluía llevarlo al horno de una panadería de confianza para que los cociera. Por eso en Pascua el pan tenía un regusto anisado de los roscones que se cocían, a veces en la misma hornada que el pan.

El obrador de la confitería Solla, de Vigo lleva cincuenta años dedicado a la elaboración de cientos de roscones de Pascua. La mayoría de masa tradicional y cada vez más, de los que se conocen como roscones de Niza, que añaden a la masa de roscón un relleno de yema de huevo.

Solla mantiene fidelidad a los ingredientes naturales. No hay lugar para los productos de síntesis de carácter industrial. Todo es artesano y de primera calidad. Su surtido de pastelería sigue manteniendo el canon tradicional de dulces de generoso tamaño que se venden por docenas: de crema, de nata, manzana, cañitas, petisús, hojaldritas, palmeras, sombreritos de mantequilla, borrachitos… Cincuenta años de históricas tartas, como la lengua tostada, que se ve en la fotografía: de un delicado y magnífico hojaldre, rellena de crema. O su “mascota”, de mantequilla de merengue italiano, bizcocho borracho y finas láminas de almendra marcona. O sus croisants, hechos sin aditivos ni conservantes, que durante décadas fueron el sustento del desayuno de tantas cafeterías en Vigo que a las ocho de cada mañana habían despachado más de cuatro mil unidades por toda la ciudad.

Gustavo Estévez es el tercero de los maestros pasteleros al frente de esta confitería en sus cinco décadas de historia, tras su fundador, José Solla y Paco Rodríguez.

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