Eva Gil, gallega-canadiense: “En nuestra casa en Canadá nunca faltó el pulpo á feira”

ENTREVISTA

El padre de Eva María Gil Novoa (Toronto, 1983), natural de Gondulfes (Castrelo do Val), emigró en los años 70 a Canadá, donde ya vivían dos de sus 11 hermanos, en busca de “una mejor vida”

Eva Gil, este julio en el cruceiro de Laza.
Eva Gil, este julio en el cruceiro de Laza. | Xacobo García

En Toronto, el padre y el tío de Eva Gil trabajaron primero en la construcción, pero no tardaron en abrir su propio negocio del sector en el país del sirope de arce y la poutine.

Entre los años 60 y 70 se llegaron a juntar hasta un total de seis hermanos al otro lado del Atlántico, conformando toda una pequeña colonia familiar gallega.

Por su parte, Eva nació en Toronto, y más tarde se mudaron a Mississauga, también en la provincia Ontario. Pese a ser canadiense de nacimiento, sus raíces son 100% gallegas, fruto de la unión de su padre con su madre, originaria de Laza, que tras casarse se mudó asimismo a Norteamérica.

Pregunta.¿Con qué frecuencia visitaba Galicia desde pequeña?

Respuesta.Hasta la universidad venía todos los años, porque en Canadá tenía tíos y primos por parte paterna, pero ningún familiar de mi madre. Así que me pasaba el verano entero en Laza con mi abuela Rosa. Para mí, España siempre fue Laza. Tras casarme, en 2015, regresé después de seis años, y volví en 2017 con mi hija recién nacida. Y ya no volví hasta el verano pasado y este año. Mi mayor miedo era que a mis hijos no les gustase el pueblo, pero ha sido todo lo contrario, les encanta. Mi hijo tiene seis años y mi hija ocho, y en Laza disfrutan de la libertad de salir a la calle, todos se conocen en el pueblo.

P.Como buena lazana, el Entroido debía ser un tema de conversación.

R.Sí, con cinco años pasé aquí mis primeras Navidades y el Entroido. Aunque no lo recuerdo demasiado bien, dicen que lo disfruté como una más del pueblo (se ríe).

P.Entiendo que en el hogar había una cultura, la gallega, y fuera, la Canuck.

R.Mis padres siempre hablaron gallego entre ellos, pero a nosotros se dirigían en castellano para que lo aprendiésemos. Y mis hermanos y primos hablamos en inglés, fuimos los primeros nativos. Eso sí, en mi casa mi madre siempre decía: “Isto non é Canadá, e as normas son as miñas!” Crecí con toda la cocina gallega, como el caldo o los chorizos, y tampoco faltó nunca el pulpo á feira. De pequeños nos quejábamos de que no sabía igual porque le faltaba el plato de madera. Así que un año mi madre apareció con una docena de platos, y 30 años más tarde aún los usamos.

P.¿Cuáles son las diferencias entre la vida en Canadá y en Galicia?

R.Allí hay una cultura más de trabajo, al tener inviernos más fríos la vida se pasa entre casa y la escuela o el trabajo. No se sale tanto, no hay tanta cultura de bar, de ir a tomar el café, como aquí, donde se vive más en la calle. Al llegar el verano se disfruta más, aprovechamos para ir de viaje los fines de semana. El clima influye mucho, pero los canadienses también son acogedores y tienen un espíritu bueno. Pese a todo, no creo que mis padres se vuelvan de Canadá, ya tienen su vida hecha y a los nietos allí.

P.De hecho, pocos países hay más multiculturales que Canadá.

R.Sin duda, y en estos años que he vuelto menos a Galicia también me ha llamado mucho la atención que ya veo inmigrantes en Laza. Como soy hija de inmigrantes y crecí en un país con una cultura diferente a la que mis padres se habían criado, veo el fruto de crecer en un país con mucha población inmigrante. Veo mucho valor en ello, me parece muy bonito también apreciar estos cambios en el tiempo. Mis hijos ya han nacido en Canadá como yo, pero siempre dicen que “nosotros también somos españoles”. Canadá es un país que recibe a la gente sin obligar a nadie a perder su cultura, a diferencia de nuestros vecinos de Estados Unidos, que son más de “ven y hazte como nosotros”.

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