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Hotel Monumento
La historia del Hotel Monumento de San Clodio, en Leiro, es la crónica de una promesa incumplida. Lo que pretendía ser un gran revulsivo económico y el buque insignia del turismo en la comarca de O Ribeiro, sigue sin cumplir, ni de lejos, con las expectativas generadas. Pese a un historial de gestión muy controvertido, la Xunta de Galicia formalizó hace apenas unos meses la prórroga del contrato de concesión con la empresa Hoteles Turísticos Unidos, S.A. (Hotusa), asegurando así la continuidad de su gestión durante cinco años más, pero estableciendo, sobre el papel, nuevas y más estrictas condiciones para reforzar la actividad del establecimiento. Sin embargo, la realidad demuestra que los horarios de apertura fijados en el acuerdo no se están cumpliendo en la práctica.
Esta situación no es nueva. Después de 25 años de una gestión de Hotusa muy criticada en la comarca por mantener las emblemáticas instalaciones cerradas durante la mayor parte del año, la Xunta decidía el pasado 31 de marzo prorrogar la concesión a la empresa. La decisión se tomó in extremis, justo al límite del vencimiento del anterior contrato, y a pesar de las advertencias previas sobre el deficiente servicio que se venía prestando.
El nuevo acuerdo, presentado como la solución a los problemas del pasado, introdujo supuestas mejoras en la atención al público y en la oferta turística. La clave era establecer un mayor período de apertura, garantizando por contrato que el hotel debía permanecer abierto todos los fines de semana desde el Entroido hasta Semana Santa. A partir de esa fecha, y hasta el 12 de octubre, la apertura debía ser de manera ininterrumpida, los siete días de la semana. El documento, además, incluía la obligación explícita de abrir durante los puentes de Todos los Santos y la Constitución, así como en el período de Navidad.
La realidad, sin embargo, ha resultado ser bien distinta. Vecinos y visitantes pudieron constatar este mismo verano que las instalaciones del hotel no han funcionado todos los días de la semana en los períodos comprometidos, al igual que la cafetería y el restaurante, limitando de forma flagrante la oferta que se había anunciado a bombo y platillo.
Hasta el alcalde de Leiro, Francisco Fernández, aunque reconoce ciertos avances en la gestión desde que se acordó la prórroga, adviert de este incumplimiento. “El funcionamiento ha mejorado”, afirma, al tiempo que puntualiza las palabras, “pero la empresa no está cumpliendo lo firmado, porque los horarios que establecen no son de apertura los siete días a la semana”.
En efecto, a pesar de que el acuerdo de renovación de la concesión establece que desde Semana Santa y hasta el 12 de octubre la cafetería y el restaurante debían estar abiertos de manera ininterrumpida para garantizar una atención continua, basta con observar el horario publicado en la página web y en las propias instalaciones para comprobar la magnitud del incumplimiento. El horario de apertura de la cafetería es de 12,00 a 20,00 horas, mientras que el del restaurante es aún más restrictivo: cierra los domingos por la noche, los lunes completos y los martes a mediodía; y solo abre los martes, miércoles y jueves en horario de cena (de 20,30 a 22,30). Un turista que se acerque un lunes a la joya turística de Leiro se la encontrará, a efectos prácticos, sin servicios de restauración.
Esto implica que el establecimiento no está atendiendo a los clientes a diario, como establece taxativamente la concesión. A esta situación hay que sumar la incertidumbre sobre el futuro inmediato, ya que a partir del 12 de octubre está previsto que abra solo los fines de semana, y su web no permite ahora mismo efectuar reservas de habitación a partir del 31 de octubre, sumiendo en la duda su disponibilidad para el puente de Todos los Santos.
La situación generó ya el pasado año un profundo malestar entre vecinos, asociaciones y autoridades municipales en Leiro, donde el Hotel de San Clodio era considerado un pilar fundamental para el desarrollo turístico y económico de la zona.
El debate llegó incluso al Parlamento de Galicia. Allí, el BNG presentó una proposición no de ley antes de que concluyera la concesión, reclamando precisamente que esta no se prorrogase y que se crease una mesa de trabajo para definir un nuevo modelo de gestión que de verdad sirviera a los intereses de la comarca.
Desde el gobierno local, la postura es clara: siempre han insistido en la importancia de que la empresa concesionaria cumpla lo firmado y que la Xunta supervise con el máximo rigor la aplicación de unas condiciones que, a día de hoy, todavía están lejos de cumplirse para poner en valor un espacio emblemático de la provincia.
Hotusa acumula sentencias por acoso laboral en Oviedo y denuncias de “represión sindical”, mientras se sitúa en el centro de una compleja pugna con los vecinos de la isla de A Toxa. La gestión laboral ha sido duramente cuestionada en dos de sus hoteles más importantes, el Hotel de la Reconquista de Oviedo y el Hotel Balneario de A Toxa. Por otro lado, la compañía se ha convertido en el actor principal de una intrincada batalla por el control y la gestión futura de la isla de A Toxa, un conflicto que lo enfrenta con una parte de los propietarios y mantiene en vilo al Concello de O Grove.
En el plano laboral, las sombras sobre la compañía son notables. En Oviedo, el Hotel de la Reconquista acumula un largo historial de despidos declarados improcedentes y denuncias por persecución sindical. El caso más grave culminó con una sentencia firme del Tribunal Supremo que condenó al director del hotel por acoso laboral a una trabajadora. Mientras, en A Toxa, la imposición de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) a la totalidad de la plantilla del Hotel Balneario fue calificada por los sindicatos como una “represión sindical” encubierta, al afectar a la mayoría de los miembros del comité de empresa.
Paralelamente, en la misma isla de A Toxa, se libra otra batalla. El origen del problema data de los años 80, cuando la urbanización de la isla concluyó sin que sus infraestructuras (viales, saneamiento, alumbrado) fueran recepcionadas por el Concello de O Grove. Este limbo legal ha derivado en la situación actual: una comunidad de propietarios gestiona y paga por unos servicios que en otra parte serían públicos.
En este escenario, Hotusa, propietaria de todos los hoteles de la isla y con un 34% de la cuota de participación, impulsa una Entidad Urbanística de Conservación (EUC) para regularizar la situación. Sin embargo, esta fórmula ha hecho saltar las alarmas a los residentes, ya que se entregaría el control total de las decisiones sobre la isla al grupo. El temor es que una vez con el poder absoluto, Hotusa pueda tomar decisiones unilaterales drásticas, como eliminar la seguridad privada, apagar el alumbrado o cualquier decisión para abaratar costes.
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