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El campo de fútbol de Lobios luce nuevo césped
NEGOCIO DE COSTURA
Nos recibe una de las múltiples comerciantes de Lobios, en este caso de origen brasilero. “Somos casi todas mujeres aquí, desde la peluquera, pasando por la tienda de ropa, la del banco y hasta la de la ferretería”, comenta Milena Sales de Almeida, costurera que cayó por la zona a razón de su marido, hoy en el cielo.
Allá en Fortaleza se conocieron, donde ella tenía su propio emprendimiento, también de diseño y cosedura. “Tenía varias empleadas, era una empresa con mi hermana”, comenta. Aquí acaba de hacer la reforma de su pequeño negocio, y además de ilusión por su oficio, comparte un montón de ideas. “Saquitos de semillas, bolsas para el pan, caminos de mesa con sus servilleteros a juego…”, enseña Milena algunos de sus pequeños y coloridos diseños. Si por ella fuera haría trajes de gala a medida, pero no dan para tanto las horas del día. “Algún encargo cojo, pero entre el patronaje y la costura no es rentable”, reconoce. Tendría que tener mucho trasiego y otros deditos ayudándole a sacar la faena.
Por amor dejó la gran ciudad donde abundan las playas, para mudarse a Vigo. “Allí estuve trabajando seis años en una tienda de telas”, comenta. Con el fin de su contrato, el natural de Ludeiros, le convenció para mudarse a la aldea. “Él tenía ilusión por hacer una plantación de viñas en el lugar donde había nacido”, concreta. Sumiller especializado en vinos italianos importó uvas pinot noir del país de la bota, y montaron esa pequeña finca.
“Fue un shock pasar de una gran ciudad a un pueblito donde no tengo ni internet”
Allí reside ahora con sus dos niños pequeños, rodeada de catorce vecinos. “Fue un shock pasar de una gran ciudad a un pueblito donde no tengo ni internet”, confiesa.
En paralelo Milena montó su negocio, echó los números de manera concienzuda y sacó su emprendimiento para arriba. “No llevo ni tres años, pero me mantengo, ahora adicioné una lavadora y una secadora para lavar edredones y mantas y ofrecer un servicio más completo”, comenta. Sus clientes habituales vienen de Lobeira, Bande y Portugal, además de los residentes en Lobios. “Súbeme los bajos”, es posiblemente la frase estrella de la casa, “arréglame la cremallera”, la segunda.
“Me encanta hacer los trajes regionales gallegos”, confiesa, ya sea el profesional que el que es un poco más disfraz y económico. “Cuando algo te gusta no te pesa tanto el trabajo”, dice entre risas, porque anda que no tiene labor lo de estar cosiendo pasamanerías en terciopelo.
Opina Milena que el suyo es un oficio que existirá siempre, pero que, sin embargo, cada vez es menos frecuente. “No hay quien cosa ya, y quien cose, a veces no puede modificar patrones”, especifica.
Cruza mucho a Portugal por las actividades de los niños, las áreas comerciales y también algún paseo. Acaba de volver de Brasil con retalitos para sus manualidades y las pilas recargadas tras un año de tristezas que solo cura el tiempo. “Tengo un plan de negocio que viene de atrás, la idea también es divulgar y dar clases de costura”, menciona una de tantas ideas que le rondan por la cabeza.
“Tenemos un tesoro aquí enorme”, opina Milena sobre O Xurés, pero “nos falta incentivos al comercio”, apunta. Talante a Milena no le falta, que cuenta que, recién llegada a la terriña se peinó la gran vía viguesa, currículo en mano, cuando de nuestro idioma aún no hablaba ni jota. “Hay que ser creativo”, recomienda a aquellos que buscan empleo, inventar, y no tirar la toalla a la primera.
Objetivos de una cabeza de familia: “Mis hijos, que sean hombres feitos e dereitos”, comenta, y vayan por delante otras confesiones también muy justas. “¡No me romantices la maternidad por favor!”, sin dobleces se manifiesta Milena.
Trapos sucios y trapos limpios, mucha tela que cortar en el día a día, y cuando se puede paños calientes para aliviar las penas. La vida le hizo una costura en zigzag a Milena Sales de Almeida, pero sabia costurera que no da puntada sin hilo, corrige pespunte e hilvana el año nuevo. Si hay alguien con actitud es esta brasilera, que hizo hogar en la pequeña aldea de Ludeiros.
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