De Nogueira de Ramuín a Hollywood ibérico: Cesáreo González y el cine de la morriña

BIOGRAFÍA

Entre sus mayores éxitos figura El último cuplé (1957), protagonizada por Sara Montiel, que no solo fue un fenómeno de taquilla en España, sino también en América Latina

En la imagen, Marujita Díaz, Cesáreo González, yMikaela
En la imagen, Marujita Díaz, Cesáreo González, yMikaela | Imdb.com

Cesáreo González Rodríguez (1903–1968) fue uno de los grandes impulsores del cine comercial en lengua española durante el siglo XX. Fundador de la legendaria productora Suevia Films, su obra marcó una época de esplendor en el cine español, conectándolo con los grandes públicos de América Latina y posicionando a sus estrellas en el imaginario colectivo de varias generaciones.

Aunque tradicionalmente se ha dicho que nació en Vigo, lo cierto es que Cesáreo González nació en la aldea de Santa Cruz, en el municipio de Nogueira de Ramuín (Ourense), el 29 de mayo de 1903. No obstante, fue inscrito en el registro civil de Vigo, adonde sus padres se trasladaron inmediatamente después de su nacimiento. Criado en una familia humilde, desde muy joven se vio obligado a trabajar y buscar su camino fuera de Galicia.

Como muchos gallegos de su generación, emigró a América. Pero, a diferencia de otros destinos más comunes como Argentina, Cesáreo se dirigió a Cuba y México, dos países en plena efervescencia cultural y económica. En Cuba trabajó en diversos oficios y comenzó a desarrollar su olfato empresarial. Posteriormente, en México, entró en contacto con el mundo del espectáculo y el cine, absorbiendo las claves de una industria que en aquellos años marcaba la pauta en toda Iberoamérica.

A su regreso a España, fundó en 1940 la productora Suevia Films, cuyo nombre evocaba a su Galicia natal. Desde Madrid, convirtió a la empresa en una auténtica fábrica de sueños, con una producción prolífica que combinaba dramas históricos, comedias populares, musicales y melodramas de fuerte carga emocional.

González apostó por las grandes estrellas del momento, como Sara Montiel, Carmen Sevilla, Lola Flores, Jorge Mistral, Fernando Rey y muchos otros. Supo también rodearse de directores talentosos como Juan Antonio Bardem, José Luis Sáenz de Heredia y Luis Buñuel, con quien coprodujo Él (1953), una obra que marcaría un hito en el cine hispanoamericano.

Lola Flores, Cesáreo González, Paquita Rico, and Carmen Sevilla in El balcón de la luna (1962)
Lola Flores, Cesáreo González, Paquita Rico, and Carmen Sevilla in El balcón de la luna (1962) | Imdb.com

Entre sus mayores éxitos figura El último cuplé (1957), protagonizada por Sara Montiel, que no solo fue un fenómeno de taquilla en España, sino también en América Latina. La película consolidó a Montiel como diva internacional y reafirmó el talento de González como productor con visión global.

Pionero en el arte de las coproducciones entre España y América Latina, Cesáreo González supo tender puentes con países como México, donde el cine vivía una época dorada. Esta colaboración transatlántica no solo facilitó el intercambio de talento y capital, sino que también posicionó al cine español en mercados clave del continente americano.

Pero más allá de lo económico y lo artístico, el cine de Cesáreo también tuvo un valor emocional y simbólico para la emigración gallega e hispana. Como autor de estas líneas, comparto un recuerdo personal que ilustra este vínculo profundo: “Cuando era pequeño y marché de Vigo a la emigración, fuimos a la Argentina. Cuando empezó a emitirse la televisión, se pasaban las películas de Cesáreo González en blanco y negro. Esos días nadie se perdía las películas porque aparecía al inicio una filmación de la Ría de Vigo. Ese momento era muy emocionante. Muchas veces, a mis padres se les cayeron las lágrimas de morriña.”

Ese cine, producido a miles de kilómetros de distancia, tenía el poder de reconectar emocionalmente a los emigrantes con su tierra, de devolvernos, aunque fuera por un instante, a la Galicia que habíamos dejado atrás. Para muchas familias, esas películas eran un consuelo, un espejo y un abrazo desde la distancia.

Cesáreo González falleció en Madrid, el 20 de marzo de 1968, dejando una filmografía que abarca más de 80 títulos y una influencia decisiva en la profesionalización del cine español. Aunque durante décadas su figura fue relegada a un segundo plano por la crítica, hoy se reconoce su papel como empresario cultural, descubridor de talentos y creador de una identidad cinematográfica hispana compartida.

Desde su aldea natal en Ourense hasta las pantallas de medio mundo, la vida de Cesáreo González Rodríguez es un ejemplo de cómo la pasión, la intuición y la capacidad de trabajo pueden convertir a un emigrante humilde en uno de los grandes nombres del cine iberoamericano.

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