Un escaparate que es historia

En la comarca de O Ribeiro son muchos los que aún recuerdan con cariño la imprenta “El Ribadaviense”, fundada en el siglo XIX y vinculada al histórico periódico del mismo nombre, además de albergar durante décadas una librería. El proyecto de dinamización comercial Vilas Vivas acaba de dar una segunda vida a este emblemático local con la recuperación y musealización de su antiguo escaparate, permitiendo que esta Navidad el público pueda asomarse de nuevo a un espacio cargado de memoria.

El alcalde, César Fernández, destaca que este escaparate “desperta un entrañable recordo entre varias xeracións. É un xeito de rescatar non só un local, senón a memoria dun dos espazos máis singulares que existían en Ribadavia”. A través del cristal pueden verse piezas utilizadas en la imprenta, el antiguo mostrador, la librería y un ejemplar de “El Ribadaviense”, que se publicó en este establecimiento junto a otros semanarios como “El Obrero” y publicaciones como “El Avia” o la satírica “Ris-Ras”.

La historia del negocio, regentado por cuatro generaciones de una misma familia, comienza con Máximo Rodríguez, que en 1870 fundó el taller tipográfico y poco después incorporó la librería. Tras su fallecimiento, el negocio pasó a H. Gildo en 1925 y posteriormente a su hijo Enrique Rodríguez, que con apenas diez años asumió la dirección con el apoyo de su familia. La imprenta afrontó sucesivas modernizaciones y en 1985 se adquirió un nuevo local para ampliar la producción. El negocio continuó hasta 2006, al cargo de su hijo, Enrique Rodríguez.

Al ver el escaparate recuperado, Enrique siente “orgullo, porque es un homenaje al emprendedor y autodidacta que fue mi padre y porque la gente pueda recordar un local histórico por el que pasaron numerosas generaciones de estudiantes. Había hasta un refrán que decía: “Ribadavia, 72 bares y una librería”.

El alcalde ribadaviense destaca que “Vilas Vivas é un proxecto de futuro, con capacidade transformadora, que vai permtir que os turistas que veñen polo viño, a historia e o termalismo, atopen un comercio dinámico e vivo no casco histórico, xa que nos permite recuperar espazos en desuso para o comercio e poñer en valor espazos singulares como este que suman un valor engadido”.