Opinión

DONDE LA PIEDRA ES PIEDRA

Para el amigo del amigo: Francisco Magide




Longa noite da pedra de Celso Emilio Ferreiro (1962) fue el más espectacular éxito literario de las letras gallegas de postguerra. Contó con más de diecisiete ediciones en un lapso de veinte años. El título istala la relación metafórica 'noite' con la metonímica 'pedra' en una doble función alegórica y biográfica. La oralidad del título lo ha convertido en un reconocido aforismo y en metáfora de la cerrazón cultural impuesta por el Poder. La escritura del texto, su génesis, al igual que la del libro O sono sulagado, fueron motivados por una traumática experiencia personal. La describe Ferreiro: En 1937, siendo soldado fui de permiso a Celanova (esto nunca lo he contado en público). Una mujer, una arpía con alma de Némesis venenosa me denunció atribuyéndome unas declaraciones que yo no había hecho. Me detuvieron y encarcelaron en el convento de la villa, que entonces hacía las veces de prisión. El lugar donde me tuvieron encerrado varios días, con la muerte aullando a mi alrededor, era una antigua mazmorra del monasterio, toda ella de piedra, incluido el techo, y con tan poca luz que el día parecía de noche. Allí nació in pectore el poema que más tarde daría título al libro', concluye Ferreiro.


Tres epígrafes encabezan la primera página de Longa noite de pedra. El primero, de Salvatore Quasimdo, reza: 'Ser dum tempo e dunha terra. Eis o segredo da poesía máis humana e verdadeira'. Tiempo, pues, y tierra (país) se establecen a modo de un breve manifiesto poético. El segundo corresponde al poeta brasileño Manuel Bandeira, sacado del libro Libertinagem. Es más certero y radical: 'Nâo quero mais saber do lirismo que nâo é libertação'. El binomio lirismo / libertad establece una compleja relación entre el sistema literario, el social y el histórico. Pero el tercer epígrafe, que introduce el anuncio del poema 'Longa noite de pedra', de Carlos Drumond de Andrade, poeta también brasileño, condiciona su ritmo paralelo y referencial: una intensa asociación espacial en torno a los sintagmas 'piedra' y 'camino': 'No meio do caminho tinha uma pedra / tinha uma pedra no meio do caminho / tinha uma pedra / no meio do caminho tinha uma pedra'.


La obsesión es aplastante. Abruma. Lo es la fuerza connotativa de la anáfora 'pedra'. Los versos encadenan al 'yo' lírico reducido bajo un obstáculo elemental. El vocablo 'pedra' figura al final del primero y cuarto verso y al principio de la elocución transitiva del segundo y tercero. La espacialidad se convierte en alegórica ('caminho') y en término concreto: 'pedra'. El círculo es absoluto, total: a nivel lingüístico y metafórico ('tinha uma pedra'), en posición final y a modo de encabalgamiento. La reducción espacial y la obsesión ante la piedra que enclaustra asocia el epígrafe, ya en el contexto político, con el mito de Prometeo y con su ansia, finalmente lograda, de liberación.


'Pedra' asocia lo telúrico y elemental, lo sólido y lo inquebrantable, lo amorfo y lo obstruso. Cunde la casa de piedra bien labrada en la Celanova de Celso Emilio Ferreiro. Presente en iglesias y hórreos, bodegas y rectorías, conventos y cenobios. Es un continuo referente en su lírica. De hecho, titula un poema 'A pedra' y alude a la 'pétrea arquitectura da mai terra'. Es fundamento ('soá do mundo'), totalidad ('o mundo é una pedra') y, sobre todo, vicisitud histórica: 'Sombra de Prometeo encadenado, / aquí o mozo que fun está xa morto'. La poesía bien puede ser, se ha dicho, meditación en el tiempo o sobre el tiempo que la funda (A. Machado). Pero toda meditación es una acción reflexiva, personal de una vivencia vertida, en este caso, en imágen de reclusión y encarcelamiento: muros, reixas, portas, caeas. Longa noite de pedra es a la vez emblema de una posición social en la historia. La alegoría de la palabra se constituye en signo perenne y en concreta historia individual. El núcleo 'eu', eludido hasta el final del poema, adquiere una triple dimensión: biográfica, histórica y espacial. La denuncia vino a ser cono texto, que es testimonio y acusación, la mejor proclama ante la cruel e injusta opresión.


Al igual que los grandes poetas románticos, Celso Emilio Ferreiro usó la palabra como búsqueda y acusación (así en Heidegger) y, sobre todo, como elegía de un país sumergido en una longa noite de pedra. El espacio y la historia sirvieron de cita para exponer hechos al filo de un acontecer anecdótico y no menos transcendente: la progresiva instauración de una voz y de una lengua por muchos años esquecida.


(Parada de Sil)

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