Ángel Mario Carreño
REFLEXIONES DE UN NONAGENARIO
El milagro Zapatero
Nunca he visto un cardenal en vivo. Me refiero al pájaro claro está. Nunca estuvo uno en mis prismáticos, ya que los cardenales son básicamente pájaros de la fauna americana y no de la europea.
El cardenal es una pequeña ave paseriforme muy bonita, de color rojo y morado por supuesto como un miembro de la curia vaticana, y con un erguido penacho de plumas en la cabeza muy original y distintivo.
Lo más cerca que he estado de ver un cardenal cuando yo hacía birdwatching, fue ver por ejemplo reyezuelos listados muchas veces, no es que se le parezcan pero da igual. Los reyezuelos son unos pájaros diminutos (fringílidos) de color amarillo y que son una belleza, y tan agresivos y territoriales como un chihuahua desatado y fuera de sí.
O petirrojos con su bonita y refulgente pechera colorada. O trigueros.
O herrerillos, ¡azules! (es el único pájaro azul de Europa) y amarillos, rojos y blancos como sacados por mandato divino del arco iris.
O colirrojos tizones, negros como el carbón pero con una larga cola preciosa roja que parece iluminada por el mismo satanás. O alcaudones grises. O roqueros solitarios, zorzales dorados (por cierto que tengo un precioso reclamo de zorzal de madera que me regalaron una vez), mirlos capiblancos, currucas cabecinegras, zarceras o capirotadas, mosquiteros silbadores, carboneros, papamoscas collarinos vestidos de blanco y negro como si les hubieran puesto una librea de lujo para servir al rey, bigotudos y mitos pequeñísimos como un suspiro pero con una cola tan grande que parecen inventados y dibujados por un niño con rotuladores. Preciosos gorriones pardos y grises, verdecillos, jilgueros, pardillos, piquituertos, escribanos, O arrendajos tricolores rabilargos como una locura salida de un sueño.
Este artículo inicialmente iba a tratar de cardenales. Pero me he desviado del tema
O repintas, charlatanes y chingolós.
O ¿por qué no? oropéndolas.
Solo una vez en mi vida he visto una oropéndola, y solo por un momento.
La oropéndola es un pájaro que me fascina, es precioso, amarillo y negro. Aunque es común, incluso en nuestros jardines urbanos en verano, es una ave huidiza que raramente se posa en el suelo y por eso es muy difícil de ver. De unos intensos colores amarillo y negro muy contrastados, la oropéndola además anida y vive en las altas copas de los grandes árboles y raramente baja a la tierra. No como nosotros que tenemos que vivir en ella sea como sea.
A la oropéndola no le interesa el suelo ni nuestros, asuntos terrenales, ella prefiere vivir en las alturas. Allí está cómoda y se siente a gusto. Es comprensible.
Tal vez como aquella frase de Oscar Wilde, no sé, la oropéndola piensa que “todos vivimos en el arroyo, pero algunos estamos mirando al cielo”. Y ella prefiere mirar al cielo.
Este artículo inicialmente iba a tratar de cardenales. Pero me he desviado del tema.
En fin, a ver si los de la Capilla Sixtina son oropéndolas o son otra cosa.
Que Dios reparta suerte.
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