¿Quién dijo miedo?

Blade Runner ya está aquí. Pero ¿quién dijo miedo?

En mi adolescencia como tantos más de mi generación fui un devorador de cómics de todas clases, especialmente en aquellos años de cómics de ciencia ficción. Los que ya nos habíamos desenganchado de Hazañas Bélicas, de los estúpidos Roberto Alcázar y Pedrín o del fabuloso Capitán Trueno necesitábamos meternos en vena nuevas drogas.

Así que nos dedicamos a Cimoc, 1984, Mètal Hurlant, Zona 84, Mundo Mutante, etc., ya no recuerdo la mayoría de los títulos de aquellas publicaciones. Los chavales nos pasábamos los cómics unos a otros como quien se pasa un cigarrillo, un secreto prohibido, un buen costo, una maría estupenda o una papelina de primera. Y así nos fuimos educando entre el humo y la fascinación.

Poco podíamos sospechar entonces nosotros, jóvenes imberbes que vivíamos en la ingenuidad más absoluta, que aquellas ficciones distópicas dibujadas por maestros como John Byrne, Richard Corben o Moebius acabarían por hacerse realidad delante de nuestros ojos.

Pero ya está.

El Gobierno de los Estados Unidos (!) revisará el contenido de las redes sociales de los últimos cinco años de cada persona antes de permitirle la entrada al país.

Los criterios por los que se decidirá si se le permite o no la entrada al inmigrante, viajero, turista, visitante ocasional, estudiante de turno o lo que sea el que quiera entrar en ese hermoso país no los sabemos, pero eso no importa.

Poco podíamos sospechar entonces nosotros, jóvenes imberbes que vivíamos en la ingenuidad más absoluta

Tampoco sabemos quiénes serán los encargados de hacer dicha evaluación ni cuáles sus capacidades y conocimientos para tomar la decisión oportuna. Eso tampoco importa.

Y además da igual, a fin de cuentas es como la censura ¿quien querría saber si el censor es Manuel Fraga, Camilo José Cela, Goebbels, o la Santa Sede? ¿Qué más da?

Recuerdo un cómic de aquellos años, no sé quién era el autor, que retrataba un mundo dominado por las máquinas y en el que los humanos iban por ahí a salto de mata como conejos asustados, esquivando como malamente podían puestos de observación inteligentes, policías mecánicos armados como robocops, artilugios asesinos volantes, cámaras de vigilancia, ojos amenazadores, bombas y nidos de ametralladoras de calle en calle en un espacio urbano terrible, inhumano, derruido como un paisaje de Beirut o Gaza.

Siempre que vuelvo a ver Terminator, ante ese mundo imaginario que se muestra en la pantalla y en el que vive en un extraño futuro John Connor, ese mundo del poderoso e implacable Skynet, me acuerdo de aquel cómic. Me atrevería a decir que la estética de esas escenas de la película de James Cameron está claramente inspirada, por no decir copiada de aquellas viñetas dibujadas en un espectacular blanco y negro muy potente visualmente y que leí una vez siendo un chaval.

El caso es que ese futuro ya está aquí. Si usted quiere entrar en los Estados Unidos sepa que a partir de ahora le van a registrar hasta el cerebelo.

“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais”.