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Después de cerrar la era Baltar en Ourense con una sutileza que descolocó a los augures que presagiaban batalla, Alfonso Rueda se reconcilió ayer con la figura de Francisco Cacharro Pardo, y lo que quede del cacharrismo en Lugo, al participar en el homenaje que el PP le tributó en el auditorio de la Facultad de Veterinaria que impulsó por el décimo aniversario de su fallecimiento.
El día del sepelio un dirigente popular, de los de la boina más enroscada cuando Feijóo pretendía caparlas, valoró el respeto del socialista José Ramón Gómez Besteiro al abrir la Diputación para celebrar el velatorio de su predecesor en la institución que había presidido 24 años: “Si es por los nuestros, lo dejan en la calle”. Ayer habrá aplaudido con ganas. A Rueda sólo le quedaría un homenaje a José Cuiña y el regreso a casa de su hijo Rafa para completar la reconciliación boinete entre boinas y birretes. No lo necesita, es menos discutido que Núñez Feijóo o Manuel Fraga, pero todo voto cuenta. Con las mociones de cesura selectivas para allanar la recuperación de la Diputación de A Coruña, el presidente de Galicia y del PPdeG avisa a BNG y PSdeG de que va más en serio que Feijóo en la pelea por el poder municipal, quizá porque uno tiene plaza de secretario de Ayuntamiento y el otro de funcionario de la Xunta.
En noviembre de 2010, Francisco Cacharro Pardo confesaba en una entrevista con el chófer de anécdotas en Xornal de Galicia que Feijóo, influido por Fraga, se lo había cargado de las listas por confundir criterio propio con desobediencia. Cacharro no hizo campaña, tampoco se lo pidieron y el PP sigue añorando una institución que ocupó por unos días Elena Candia. Cacharro avisó del riesgo a pasar lustros de nostalgia, ahora el PP lo devuelve a la campaña. El repaso a aquella entrevista deja la pena de no haber profundizado más en su respuesta sobre la reforma del estatuto que se discutía en la época. “Me parece bien si no es para desmadrar el tema... Si es para declarar que la competencia del espacio aéreo en Galicia le corresponde a la Xunta, pues no me parecería razonable. Y no se lo tome a broma, porque estando Fraga de presidente el señor Dositeo Rodríguez, que era conselleiro de Presidencia, lo defendió en varias reuniones”.
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