La Región
JARDÍN ABIERTO
Simbología de la flor de amarilis en Navidad
La pandemia ha ocultado muchas cosas, entre ellas el avance de la inteligencia artificial (IA) que está ya en todos los sectores, tanto el primario -agricultura y cuidado de animales-, como en el secundario -el industrial y especialmente en los lugares más peligrosos de la fabricación- y por supuesto en el terciario -servicios, restaurantes, bares, hoteles, cuidado de enfermos, ayuda a médicos, cirugía, en donde en el Complejo Hospitalario de Ourense acabamos de recibir un robot cirujano Da Vinci-, y podemos ver robots en cualquiera de los sectores.
La gestión del conocimiento (primeros pasos de la IA) no es la implementación de una tecnología, más bien es un enfoque multidisciplinar que integra la estrategia empresarial, los valores culturales y los procesos de trabajo. Los robots IA funcionan mejor cuando se les proporciona tecnología sofisticada y retroalimentada, un énfasis en la tecnología por sí sola logrará muy poco progreso. A la inversa, incluso la IA más sólida que no esté respaldada por una tecnología fuerte también fracasará. La ética, el conocimiento al que puede llegar el robot, su docilidad o agresividad (al día de hoy China está creando robots guerreros) son elementos esenciales para un buen funcionamiento y, lo que es importantísimo, para que la humanidad no quede sometida a las élites globalistas que están intentando, a través de sus organizaciones y de los servicios secretos de los países, acapararla y conseguir su fin: la esclavitud del ser humano. Ya lo dijeron claramente: “Serás feliz y no tendrás nada”, definido en la agenda 2030.
El concepto no es nada nuevo, lo definió Peter Drake en 1959 cómo “el activo más valioso de una institución en el siglo XXI serán sus trabajadores de conocimiento y su productividad”. Son imprescindibles porque deben proporcionar a la organización la IA que necesita, y añado, sin menoscabo de los seres humanos. Conlleva lo que se inició a finales del siglo pasado, y es que no habrá horarios fijos, los empleados deben, y en especial los que trabajan con IA, estar disponibles para cuando sean necesarios. El inicio lo estamos viviendo en el trabajo en el domicilio. Lo adelantaba en 1963 Karl Popper, porque para progresar se precisa el conocimiento.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
La Región
JARDÍN ABIERTO
Simbología de la flor de amarilis en Navidad
Jaime Noguerol
EL ÁNGULO INVERSO
La mirada sabia del barman
Miguel Anxo Bastos
Extremadura: la clave está a la izquierda
Sergio Otamendi
CRÓNICA INTERNACIONAL
Dos éxitos o dos fracasos
Lo último
EL GORDO ESTÁ EN EL BOMBO
¿Con qué números han tocado los premios gordos de la lotería de Navidad? Descubre los más repetidos
TERCERA VICTORIA CONSECUTIVA
El Arenteiro es otro equipo y derrota a Osasuna Promesas (2-0)