Liberales

Resulta que el máximo exponente de la España liberal abandona repentinamente el barco para sorpresa del respetable. Lo hace a golpe de estruendo, de portazo mal llevado o lo que fuere, que las “motivaciones son personales” –fantástica coletilla- y que el cuerpo después de treinta años le pide paz y después gloria. Ya le gustaría a muchos que sus temporalidades duraran esa cifra, de los emonumentos no hablamos, que ahora la quimera es llegar a fin de mes. Esperanza abandona el 'liberalismo' para adentrarse en el infierno del funcionariado, el de los harapientos y maleantes que tanto ha denostado. A uno se le queda el cuerpo mal, al ver a tanto valiente regresando a las checas justo el día que el Rey propugna la unidad en una fecha tan alejada de los polvorones y de las pasas, y sin probar ni gota. Discurso que mira que ha sentado mal en las filas nacionalistas, las catalanas y las vascas, que son las únicas que tienen cuerpo para gresca y mamporreo, que la historia se escribe con sobresaltos y ahora les toca a ellos como siempre marcar el paso, y machacar a golpe de martillo pilón, aunque el monarca piense, como es cierto, que no toca, pero vaya usted a decírselo a estos después de la que han montado.

Lo “mejor” la pose, o el posado de los herederos, que puestos a salir así, como una familia de las de verdad, mejor hubieran llamado a los del Hola, que de eso sí que controlan y no recurrir a ese perfil tan etnográfico y rancio como el de la manchega García Rodero. Y va Carrillo y se nos muere, no sé si por lo del anuncio del Rey o por lo del posado, o por la vuelta de Esperanza a Turespaña, después de treinta años de ausencia, me imagino a estas alturas que los Torremolinos y Benidorm mandarán informes pertinentes para no que no promocionen antiguo. Aunque Esperanza, tiempo al tiempo, la lía. Seguro que la lía, y Rajoy atento.