Francisco Lorenzo Amil
TRIBUNA
Lotería y Navidad... como antaño
Tuve la oportunidad, en la Comisión General de Comunidades Autónomas del Senado, de intervenir en el debate celebrado ante los consejeros de sanidad de los gobiernos autonómicos. Un momento para hablar de uno de los grandes desafíos de nuestro sistema sanitario: la situación de la Atención Primaria y la falta de médicos de familia en España.
No comparecieron los consejeros socialistas… ni la Ministra de Sanidad! ¿Qué puede haber en la agenda de la Ministra más importante que reunirse y escuchar a los responsables sanitarios autonómicos en la Cámara de representación territorial? Ni estuvo ni se le esperó. Es la historia de los seis ministros de Sanidad de Sánchez. Seis ministros y seis fracasos. Tan cerca del Senado -escasos dos mil metros hasta el número dieciocho del Paseo del Prado- y tan lejos de las soluciones demandadas y urgentes que necesitan y comparten todas las comunidades autónomas.
Porque el Ministerio de Sanidad tiene la responsabilidad de garantizar la formación de profesionales. Hoy hay en nuestro país más de cuatro mil quinientas vacantes de médicos de familia que no se pueden cubrir por una simple razón: no hay especialistas disponibles. El Gobierno de España no ha hecho los deberes. Tremenda irresponsabilidad.
En Galicia, como en muchas otras comunidades, hay una gran parte de los médicos de familia que se jubilarán en los próximos cinco años. El propio ministerio dice que en 2030 la situación será peor, con cinco mil vacantes en toda España. Si no formamos ahora a los profesionales que tendrán que ocupar sus plazas, llegaremos tarde.
Las comunidades autónomas financian la sanidad y la formación sanitaria especializada; contratan a los profesionales;dotan los centros de salud, pero no pueden formar más médicos si el Ministerio no les autoriza las plazas MIR necesarias. Esa es su competencia exclusiva. Y esa es la competencia que no está cumpliendo. No se trata de ideología. Es sentido común.
Los datos son claros. En Galicia, como en muchas otras comunidades, hay una gran parte de los médicos de familia que se jubilarán en los próximos cinco años. El propio ministerio dice que en 2030 la situación será peor, con cinco mil vacantes en toda España. Si no formamos ahora a los profesionales que tendrán que ocupar sus plazas, llegaremos tarde.
Decía Arthur Schopenhauer que “la salud no lo es todo pero sin ella todo lo demás es nada”. Exigimos al Gobierno que actúe con responsabilidad y con urgencia. Que escuche a las comunidades autónomas. Que deje de utilizar el Consejo Interterritorial como un escenario de confrontación política y lo convierta en un verdadero espacio de cooperación institucional. Necesitamos un Ministerio que no bloquee. Que facilite. Que no imponga.Que colabore. No podemos seguir hablando de cogobernanza cuando el Gobierno central no cumple con la parte que le corresponde. No se puede hablar de sanidad pública sin profesionales.
Reitero el llamamiento al Ministerio de Sanidad: que cumpla sus competencias, que autorice más unidades docentes, y que dé vía libre al incremento de plazas MIR en Medicina de Familia. Que haga lo que su propio informe dice.
La Atención Primaria es la primera línea de defensa de nuestra sanidad pública. Hablamos del médico que conoce a cada paciente por su nombre, del pediatra que sigue el crecimiento de un niño, de la enfermera que visita a domicilio a una persona mayor en cualquiera de los miles de pueblos de nuestra provincia de Ourense.
No hay autonomía en España que no esté esforzándose por mantener la calidad de su red de Atención Primaria. Y no hay consejero o consejera de Sanidad que no haya pedido más plazas MIR, más unidades docentes, más planificación y más apoyo. Este clamor es transversal, es institucional, y debe ser atendido con responsabilidad. Todos padecemos las consecuencias de un sistema que no ha sabido prever la escasez de médicos de familia y pediatras ni ha reaccionado con la urgencia que requiere la situación.
Es este un momento también para poner en valor la política sanitaria de la Xunta de Galicia: un ejemplo de planificación, estabilidad presupuestaria y mejora continua. Una sanidad pública sólida, eficiente y con vocación de servicio. Y se ha hecho con una visión a largo plazo, más allá de los ciclos políticos. Hoy podemos decir con orgullo que Galicia ha hecho de su sanidad una política de Estado autonómico. Una política al servicio de las personas, que responde con hechos a las necesidades reales de la ciudadanía.
El Gobierno de España tiene que dejar de mirar para otro lado mientras los centros de salud se vacían y los ciudadanos pierden la confianza en el sistema. Sin médicos formados no hay atención primaria posible. No más inacción por parte del Gobierno central.La salud no entiende de fronteras administrativas ni de ideologías. Y los ciudadanos, vivan donde vivan, merecen una Atención Primaria digna, accesible y eficaz. ¡Más Médicos Ya!
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