Orfebres del fútbol sala femenino

LA OPINIÓN

Publicado: 08 dic 2025 - 06:10

Orfebres del fútbol sala femenino
Orfebres del fútbol sala femenino | La Región

El 28 de diciembre de 1990 el septentrión peninsular acogió un parto furtivo. En un remoto pabellón de Carballo un grupo de mujeres viste por vez primera el escudo del castillo, el león y la granada. Su rival es una paradoja. La selección gallega la antecede y la alimenta. El Sal Lence y el Meirás, henchidos de copas, sus principales proveedores. Roberto Amado se tira de los pelos para armar una convocatoria en la que, finalmente, escintilan cuatro apellidos oriundos. Beatriz Seijas, Vero Díaz, María Varela y Ana Silva escudan a la madrileña Kuky, primera capitana y astro. Tan difícil es el dilema que un coloso como Lis Franco, que ya vio nacer a la selección de fútbol en Galicia, se queda fuera. Las de rojo ganan 8-0 y Bea Seijas abre la lata, como hará cinco años más tarde con la primera selección auspiciada por la federación de fútbol. Cuente como se cuente, el primer gol siempre será nuestro. Al día siguiente llega el primer duelo internacional. Es contra Portugal en Narón. España vence 4-1 y ya no hay quien frene su biografía.

Cuando la selección femenina aún juntaba sus piezas, los hombres ya habían disputado un mundial. El primero masculino fue en 1989 en Países Bajos. Desde entonces se han celebrado diez ediciones con bombo y platillos de la FIFA. Mientras tanto, las mujeres permanecieron 36 años en la clandestinidad, con un mundial oficioso organizado por ellas mismas que no ha conocido otra campeona que Brasil y su omnipotencia insultante. De los 202 partidos jugados por la selección española solo una décima parte han sido oficiales. Son los tres europeos en los que se ha consagrado como absoluta emperatriz continental y este primer mundial con pedigrí. Hoy, todas las mujeres futbolistas de salón se liberan del yugo en Filipinas, en el primer torneo planetario con todas las de la ley.

El bronce del mundial de Filipinas puede saber a poco, pero es mucho, contando que Brasil es tan inexpugnable como Cerbero. Nadie ha podido toserle. Lleva 43 partidos sin perder y ha ganado todo torneo en el que ha participado

Demasiado tarde, pero de una forma mistérica y mágica en la que todo se repite. Cuatro gallegas han vuelto a tirar del carro; además de la pléyade forastera que siente Galicia como propia, comandada por una Dany incombustible. Las razones de que en este córner siga emergiendo tanto talento se llama Burela, decretado como el mejor equipo del mundo, así como Poio, Marín, Viajes Amarelle, Ourense, Castro, Marín o Cidade das Burgas. Ale de Paz, Antía Pérez, Martita y, sobre todo, Vane Sotelo, son las escogidas.

La capitana apareció con 19 años de la mano de José Venancio para enfrentarse a gigantes y ya ha sido la máxima goleadora en dos mundiales oficiosos y un europeo. A la ourensana le ha llegado el brazalete tras esa maldición faraónica que ha perseguido al grupo a punto de alcanzar la Tierra Prometida. La atrocidad es la única explicación de que Anita Luján y Peque, con 255 partidos entre ambas, se hayan quedado sin una fiesta que también se le ha privado a Mayte Mateo. Pero la tercera en discordia, Sotelo, ha aceptado el desafío de iluminar el camino con un fogonazo a la escuadra tailandesa. El primer gol de nuestra historia en un mundial de verdad, vuelve a ser gallego. No podía ser otra: 95 goles en 99 partidos.

El bronce del mundial de Filipinas puede saber a poco, pero es mucho, contando que Brasil es tan inexpugnable como Cerbero. Nadie ha podido toserle. Lleva 43 partidos sin perder y ha ganado todo torneo en el que ha participado: ocho Copas América, seis mundiales oficiosos y este primero oficial. El duelo de semifinales se le atragantó a una España con menor experiencia. La media de edad de las canarinhas es de 32 años, próxima a un cambio generacional. La nuestra, de 27. Las hermanas Córdoba, Irene Samper, María Sanz o Elena tienen todo por delante.

Si todo transcurre con normalidad, el próximo mundial será en 2029. Sotelo tendrá 34; Anita Luján, 38 y Peque, 42, justo la edad a la que Lucileia acaba de proclamarse campeona. La imagen de las tres capitanas levantando la copa será la redención idónea de todas las que lucharon desde el barro y los pabellones vacíos. El fútbol sala mundial lleva el nombre de nuestras reinas tatuado desde sus inicios. La corona es solo cuestión de tiempo.

@jesusprietodeportes

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