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Un país que no funciona

Opinión en La Región.
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Le preguntaron a Felipe González, cuando era presidente, qué significaba el cambio. Y respondió con una frase que ha hecho historia: “Que España funcione”.

España no solo no funciona sino que está peor que en cualquier otro periodo de gobierno. Nunca ha estado más desatendida y con su Gobierno más indiferente hacia los problemas ciudadanos. Por no mencionar que jamás se ha vivido mayor corrupción económica y moral en Moncloa y en Ferraz, incluidos los ministerios y las instituciones ocupadas en muchos casos por personas inapropiadas para asumir las responsabilidades que les han encargado. Pero, eso sí, muy serviles a la hora de cumplir las instrucciones emanadas desde esos dos centros de poder.

Hemos sufrido catástrofes naturales y una pandemia con docenas de miles de muertos. Pero otros países han sufrido también desgracias inconmensurables, y las han afrontado, o al menos lo ha intentado, como mejor han podido, con esfuerzo y los mejores profesionales. Aquí el Gobierno nacional no ha estado en primera línea cuando más se le necesitaba y no ha desaprovechado la oportunidad de cargar responsabilidades en los gobiernos regionales y municipales, sobre todo si eran del PP.

Lo ocurrido con el robo de cables de acero en las líneas ferroviarias provoca vergüenza infinita. Hace años que se sabe que hay bandas organizadas dedicadas a ese delito; no se grata de media docena de delincuentes de medio pelo que asaltan las vías cuando no pasan trenes. Lo sabe perfectamente la guardia civil, pero el ministro Marlaska, que no la tiene en mucha estima, dedica el tiempo a ver cómo consigue retirarla de Navarra de tapadillo, como exige Bildu, en lugar de montar dispositivos para detectar y neutralizar a los ladrones de cobre.

Al cúmulo de escándalos de corrupción sucesivos, de decisiones interesadas para lograr que Sánchez no pierda el gobierno, se suma la promoción de amigos, familiares y amantes a cargos pagados con sueldos público, y la desvergüenza de presumir de decencia cuando nunca ha habido con más ejemplos de indecencia, y echar culpas a los demás cuando el gobierno es absolutamente incapaz de resolver problemas muy serios. Tanto, que en cualquier país provocaría dimisiones y ceses.

El Gobierno siempre encuentra excusas, o culpables, para no asumir que su política de trufar la administración pública de amigos y familiares como consejeros y asesores sin oficio ni experiencia

Aquí en cambio hay que aguantar las impertinencias de un presidente y ministros que miran a los sufrientes españoles por encima del hombro cuando se quejan de que no pueden más de soportar problemas todos y cada uno de los días, a cual más grave. El Gobierno siempre encuentra excusas, o culpables, para no asumir que su política de trufar la administración pública de amigos y familiares como consejeros y asesores sin oficio ni experiencia, provoca que todo falle, nada se arregle. No se toman medidas de prevención para impedir males mayores.

Hay mucha desfachatez en el sanchismo. No le importa tener a España como la tiene: desatendida, mal tratada y engañada. Una España que no funciona. Ni funcionará con estos dirigentes que se han tomado la gobernación a título de inventario.

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