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Importante, muy importante paso para que se alcance un acuerdo de paz en Gaza, aunque queda todavía camino por recorrer con aspecto muy delicados que obligarán a cargarse de generosidad, paciencia, y voluntad para dar prioridad a los gazatíes sobre los tantos intereses creados que hay en esa franja que nunca ha conocido la paz ni la estabilidad.
Sea lo que sea que ocurra en las próximas semanas, es justo reconocer a Donald Trump el impulso que ha ofrecido a este histórico acuerdo.
Busca el Nobel de la Paz, él mismo lo confiesa desde hace tiempo y esgrime siete acuerdos en diferentes escenarios que a la hora de la verdad se reducen a tres. Es cierto también que el presidente americano tiene importantes proyectos en Gaza que incrementarán sensiblemente su inmensa fortuna. Pero se ha empeñado personalmente y a fondo en ese acuerdo, ha mantenido negociaciones difíciles con todas las partes implicadas, ha hecho un gran esfuerzo para estudiar las posibilidades de unos y otros y finalmente ha conseguido lo que parecía inalcanzable. Hamas libera a los secuestrados israelíes, Israel a 2 mil presos palestinos y ahora se inician las conversaciones para lograr lo más difícil, que Hamas entregue as armas y que el ejército de Israel abandone la Franja.
Solo entonces se llegará al punto definitivo: iniciar inmediatamente una gran operación humanitaria que se ocupe de los gazatíes que tanto están sufriendo; organizar el retorno de los desalojados y que puedan recuperar gradualmente sus viviendas y reiniciar una nueva vida. Por último, firmado el acuerdo de paz, iniciar también el inconmensurable trabajo de reconstrucción.
El mérito de este inicio de acuerdo tiene nombre y apellidos, el de los gobernantes de Estados Unidos e Israel, evidentemente, pero también los de Egipto, Qatar, Turquía, y Arabia Saudí. Ha quedado completamente fuera de juego la Unión Europea, aunque la primera decisión del hoy tambaleante Emmanuel Macron ha sido convocar una reunión de ministros europeos y árabes para analizar el acuerdo. Sus decisiones no tendrán relevancia: el acuerdo se ha gestado, debatido, negociado y culminado en otros despachos. Y el último tramo, el definitivo, lo resolverán dirigentes de Estados Unidos, Israel, Hamas, la Autoridad Nacional Palestina junto a los países árabes que han intervenido en las reuniones previas.
La madrugada del miércoles al jueves el mundo ha vivido unas horas que pasarán a la historia, han logrado poner negro sobre blanco el primer folio de un proyecto de paz que pasará a la historia. Los líderes mundiales, los más poderosos, no pueden permitirse el lujo de que este paso no conduzca a un acuerdo definitivo. Un acuerdo que debe resolver lo que hoy es más problemático: que Israel reconozca un Estado Palestino y Hamas acepte la existencia del Estado de Israel.
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