Del PSOE y sus silencios

Viernes, 18,30 horas, sede del PSdeG en Santiago. El secretario xeral de los socialistas gallegos comparecerá hoy tras anular su agenda el miércoles, dos días después de que Cuatro desvelara en su “Código 10” las acusaciones al ya expresidente de la Diputación de Lugo, y tras la carta a la militancia negando conocimiento con la que ayer buscaba el partido salvar la cara ante denuncias cruzadas, reacciones y debilidades internas de antes, de mucho antes, y de ahora.

Besteiro blanqueó su ausencia tras la tormenta del martes con página y media de “tristeza, indignación e repugnancia”

Señalado directamente por las denunciantes a las que acudió la cadena de Mediaset como conocedor del presunto acoso que obligó el miércoles a abandonar -aún a medias- la Diputación a José Tomé, a blindarse el denunciado y refugiarse -al menos de momento- en el Ayuntamiento monfortino, y a un PSdeG en pánico a renegar de todo lo que le vincule activa o pasivamente al de Guitiriz; el de estos días es solo un capítulo más de la huida hacia adelante y sin mirar atrás del desaparecido -suma y sigue y no es de ahora- líder del socialismo gallego. Regresaba Besteiro a primera línea política en marzo de 2023 como delegado del Gobierno en Galicia en sustitución de un Miñones breve al frente de Sanidad y luego encumbrado a la presidencia de la estatal sociedad Mercasa que ayer mismo recibía la visita inquisidora de la UCO. De un socialismo en descomposición desde dentro, y tras paso por el decepcionante 18F y sus dolorosos nueve escaños, la de Tomé es solo la última llamada de atención para un partido cercado a nivel nacional y profundamente descompuesto en clave autonómica que encabeza Besteiro como candidato desde octubre del 23, con plaza en la Secretaria xeral desde abril del 24.

En su carta a la militancia, siguiendo el epistolar paso de aquel que ambos presumían en campaña le situó al frente del partido en Galicia rechazando el de Lugo sillón y cartera ministerial; Gómez Besteiro, “con sinceridade e moita dor”, blanqueó su ausencia tras la tormenta del martes con página y media de “tristeza, indignación e repugnancia” en las que reclamar el acta de quien ha reabierto de forma descarnada las heridas internas de una organización “feminista, comprometida e valente”, y rechazando cualquier acceso desde el partido a las denuncias a un Tomé del que renegar ahora como de cualquier tipo de violencia, “por convicción, sen excepcións e sen fisuras” -o eso dicen-.