La puta mili

Morriña.com

Publicado: 03 sep 2025 - 00:10

Opinión en La Región
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Los que hemos sido excedentes de cupo carecemos de una idea romántica del servicio militar, la puta mili como la llamó Ivà en el celebrado comic de la legendaria revista “El Jueves”. Después se hicieron series de televisión y películas, glosando las “historias de la puta mili”, esa meretriz que nos acompañó en los primeros compases de la juventud hormonal hasta que Aznar la sacó del prostíbulo de nuestras vidas y la jubiló para siempre como dama de compañía y malaje. Ahora Alemania recupera la mili voluntaria y bien remunerada para armar un ejército creíble ante la amenaza de Putin a la Unión Europea certificada con el último bombardeo sobre Kiev. Y ello ha propiciado la apertura de ese debate en España, algo que se presume inviable con un Gobierno pacifista que piensa que la seguridad es consustancial a la naturaleza buenista del ser humano y el cambio climático un pirómano con el que se explican los incendios forestales.

La puta mili es como la cabra de la legión, un recurso extravagante con toque de corneta que decora el desfile militar de nuestra existencia. Pero la puta mili voluntaria y profesionalizada no hay que descartarla en la mente retorcida de Sánchez si ve que de esa manera acaba con el paro juvenil que España lidera en la UE. Este hombre está tan extremadamente desesperado que si en la puta mili ve una forma de tapar la corrupción que acecha a su Gobierno y su familia, cualquier día nos levantamos con una exclusiva de los medios sincronizados y amables anunciando que España recupera la mili eliminada por el “reaccionario y fascista Aznar”, y así ganar relato antes de que Feijóo llegue a Moncloa. Illa sólo tiene que convencer en su próxima humILLAción ante el prófugo Puigdemont de que la puta mili es la amnistía completa.

Los que tuvimos la suerte o mala suerte de no hacer el servicio militar somos marginales en esas conversaciones de veteranos cuasi jubilatas que cuentan sus batallitas de la mili a partir del primer cubata. ¡Qué podemos decir si no tuvimos un sargento cabrón, no nos la machacábamos ni nos agachábamos en la ducha, ni se nos murió un cabo primero cuando al capitán se le disparó la pistola después de que su hija quedara preñada! Las historias de la puta mili siempre nos acompañan hayamos pasado o no por el cuartel, hayamos hecho menos guardias e imaginarias que el cuñado de turno o hayamos estado enchufados en la enfermería sin tener idea alguna de cómo practicar los primeros auxilios. Las prórrogas para acabar la carrera se esfumaron al descubrir por azar en la caja de reclutas que uno era excedente de cupo y no iría ni a Ceuta ni a Melilla. Vaya pena más grande no poder regalar una parte de tu vida al Ejército. Pero ahora, con Putin tocando las pelotas con sus drones y misiles, casi como que dan ganas de apuntarse a la reserva si Sánchez decidiera hacer también electoralismo con la puta mili y nos colocara otra paguita más en el haber ciudadano y el debe de un voto. La puta mili es como esa primera vez que nunca olvidas, aunque haya sido una furcia la que te haya iniciado en la tarea de la vida. La puta mili, sí señor.

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