Los silencios de Cerdán

Cuando una comisión de investigación de cualquiera de las dos Cámaras cita a declarar a un investigado por un tribunal lo habitual es que el citado guarde silencio, no responda sobre lo que se le pregunta y pretenda escabullirse por cualquier resquicio para hacer una declaración de inocencia. Cuando el citado no está imputado lo que se pretende es que cometa algún error, pillarle en alguna mentira para enviarle al juzgado de guardia. Conocer la verdad es lo menos relevante, porque a la comisión se va ya con los hechos prejuzgados.

La comparecencia del ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, corresponde a la primera categoría, -a la segunda fue la comparecencia de Pedro Sánchez- y como era la segunda ocasión que acudía a la comisión del ‘caso Koldo’ en el Senado se podían apreciar con claridad la diferencia entre una y otra. Si en la primera acudió acompañado de numerosos dirigentes socialistas, en esta se ha evidenciado su soledad. “Mejor solo que mal acompañado” manifestó, lo que hizo presagiar a algunos que estaría dispuesto a tirar de la manta contra el partido del que fue ‘número dos’. Pero se quedó con su soledad y no se le escucho ni una palabra de lo que muchos senadores de la oposición buscaban y habían considerado lo más relevante, algún dato, alguna declaración, alguna referencia a una posible financiación ilegal del PSOE. No la hubo y ahí quedaron frustradas sus expectativas. Tampoco dijo nada, ni a favor ni en contra, de su relación con Pedro Sánchez, o de su papel en el proceso de primarias que le supuso la recuperación de la secretaria general del PSOE. El papelón del portavoz del PSOE, Alfonso Gil, se redujo a realizarle ‘un reproche ético’, pero Cerdán volvió la oración por pasiva y le devolvió el ataque. Quedó de manifiesto que no hay connivencia entre ambas partes.

“Mejor solo que mal acompañado” manifestó, lo que hizo presagiar a algunos que estaría dispuesto a tirar de la manta contra el partido del que fue ‘número dos’.

El resto de la comparecencia de Santos Cerdán fue un conjunto de exculpaciones y declaraciones de inocencia relacionadas con el procedimiento de investigación al que está siendo sometido, que es inquisitorial, sin pruebas contundentes, con conversaciones intervenidas con Koldo García presuntamente manipuladas, con la sorpresa de que aún el comisionista Víctor de Aldama siga en libertad, acompañado de algunas explicaciones sobre la forma en la que ha llegado hasta su situación que atribuyó a acciones conspirativas relacionadas con el ‘Estado profundo’ y como consecuencia de su interlocución con Carles Puigdemont, para lograr la investidura de Pedro Sánchez. “Un golpe judicial contra el Estado de derecho”, denunció.

Fue el portavoz popular, Gerardo Camps quien realizó el inventario de las ramificaciones del ‘caso Koldo’, que chocaron con el silencio de Santos Cerdán, sobre sus relaciones con Servinabar, que sigue negando; su intervención en la concesión de determinadas obras y los contactos con Acciona; su viaje a Marruecos, insertado en una delegación del Ministerio de Transportes; los intereses en algunos nombramientos apenas llegado Sánchez a La Moncloa; las relaciones con Leire Díaz, que se presentaba como su mano derecha, y las nuevas imbricaciones sobre la relación de esta con el presidente de la SEPI. Demasiadas circunstancias, demasiadas relaciones cruzadas, demasiadas coincidencias que con respeto a la presunción de inocencia deberán ser probadas en el Tribunal Supremo. “No soy ningún corrupto”, se defendió.