Plácido Blanco Bembibre
HISTORIAS INCREÍBLES
Navidad o la fragilidad de Dios
Mike Tyson es al boxeo lo que Maradona al fútbol. Un fenómeno imparable en plenitud física. Un desastre cuando el personaje domina a la persona. Un deportista que transciende a su ámbito. Un mito, pese a su incompleta carrera.
En 2025 se cumplirán 40 años de su debut profesional. Todo un milagro, dada su vida. Mike nació en 1966 en Brooklyn (Nueva York). No conoció a su padre biológico y apenas a su suplente. Su madre, Lorna Mae, hizo lo posible para criarle, junto a sus hermanos Rod y Niecey.
Mike vivía a las faldas de su hermana, refugiado en la cría de palomas
Fueron desahuciados. Ocuparon casas sin agua, luz ni calefacción, Mike vivía a las faldas de su hermana, refugiado en la cría de palomas. Con ellas se sentía en paz. En el colegio se burlaban y le pegaban todos los días.
Un día, uno de esos matones estranguló una de sus palomas. De su interior brotó una furia incontenible para tumbarlo de un puñetazo. Ahí nació ‘Iron Mike’, el terror del Madison Square Garden.
A los 11 años ya no pisaba el instituto. Era famoso por sus peleas, incidentes y atracos. Contaba 38 arrestos cuando fue condenado a un reformatorio. Allí se trataba con medicaciones explosivas casos tan incontrolables como el suyo.
Mike tenía una chispa especial
Si bien tuvo la suerte de dar con un exboxeador con buenos contactos, Bob Stewart, quien pronto llamó al prestigioso entrenador Cus D´Amato. Mike tenía una chispa especial. “Convertí la chispa en llama, la llama se tornó a fuego. Y el fuego, en un incendio incontrolable”. Resumió el viejo técnico.
D´Amato predijo que sería “el más joven campeón del peso pesado”. Aceptó su tutela y le dio una familia, un hogar -algo desconocido para Mike- además de arroparle con un equipo de gente leal y honrada.
100 kilos de pura roca en apenas 1,78 metros
Constantine D´Amato y su mujer Camille acogieron a Tyson en su casa-gimnasio de Castkill. Allí forjaron a un boxeador temible. 100 kilos de pura roca en apenas 1,78 metros. Rápido como una centella, de reflejos felinos y golpes definitivos. Desarrolló el estilo “peek a boo” de guardia alta en el que D’ Amato era un experto, ayudado por sus pupilos Kevin Rooney y Steve Lott. Jimmy Jacobs, buen amigo de Cus, gestionaba los temas económicos.
Tyson tuvo, por fin, una familia estable y una figura paterna. Se empapó de boxeo y creó su ritual. No usaba batín (Rocky Marciano), vestía calzón y botas negras sin calcetines (Joe Louis) y pronto lucirá un diente de oro (Jack Johnson). En el ring vertía toda su frustración con una furia inusitada.
El viejo entrenador pulía un diamante, pero pronto entendió que Mike era un niño inestable. Por momentos, sólo su influencia y autoridad mantenían a Tyson alejado de la delincuencia. Temía que, en su ausencia, se perdiese. Por ello intentaba prepararle para la vida. El viejo Cus no se equivocó.
Tyson debutó como profesional en 1985 y su impacto fue inmediato. Los rivales rara vez pasaban del segundo asalto. Algunos ya mostraban pavor en los ojos. Mike era terrorífico e inclemente en el ring.
Pero fuera del cuadrilátero era una bomba impredecible. De numerosos altibajos emocionales. Excesivo en el sexo y las drogas. Podía tumbar a un elefante y llorar tras ver a Dumbo.
D´Amato falleció en su primer año. Por él y a él le dedicó el título mundial
Sus cimientos se derrumbaron con las sucesivas pérdidas a su alrededor. Su madre biológica murió de un cáncer antes de su debut. D´Amato falleció en su primer año. Por él y a él le dedicó el título mundial, siendo el más joven en lograrlo. Enlazó un récord de 37 victorias seguidas, camino del 49-0 de Marciano.
Pero papá D’Amato no estaba y Mike se perdió. Una leucemia se llevó a Jacobs y cayó presa fácil del estafador Don King. Dejó de entrenar y despidió a Kevin Rooney, el último vínculo. Su hermana murió. Fue el comienzo del fin.
Incontrolable, mermado por las drogas y una lista de escándalos que no cabrían aquí
En 1990, contra pronóstico de quien no estuviese a su lado, perdió contra “Buster” Douglas. A partir de aquí fue otro boxeador, muy por debajo de su potencial. Incontrolable, mermado por las drogas y una lista de escándalos que no cabrían aquí.
El mayor, la condena en 1992 por la violación de la modelo Desireé Washington. O los mordiscos a Holyfield, en la última oportunidad de redimirse.
Tras la muerte de Camille, viuda de D´Amato, cayó en depresión y bancarrota. Dilapidó 300 millones de dólares. No pudo pagar el entierro de su hija Éxodus.
40 años después, Mike Tyson sigue interesando al público. Quizá por todo lo vivido. Quizá por todo lo que prometía y finalmente no pudo ser.
Sobre Mike Tyson hay todo tipo de ingente material. Biografías, como ‘La furia de un campeón’ (Fabricio Sales, 2024) o ‘Toda la verdad’ (Antonio Lozano, 2015). Los documentales, como su protagonista, no dejan a nadie indiferente.
‘Fists of Iron’ (Brian Aabech, 2020), ‘Mike vs Tyson’ (Dave Varley, 2004) o el que abajo recomendamos, con imágenes de entrenamientos del joven Tyson junto a D´Amato y su equipo, así como testimonios muy valiosos de quien hace balance de su intensa vida y descubren su compleja psicología.
‘Mike Tyson’, dirigido por James Toback (2008, EE.UU.) 86 minutos
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