Opinión

Galegos e galegas

No suelo escribir ni hablar sobre estas cosas digamos estrictamente políticas salvo que sea de forma humorística, porque a) no creo que mi opinión tenga importancia o interese a nadie, solo soy un enanito de provincias que escribe cosas graciosas en un periódico; y b) tampoco creo que mis reflexiones sirvan para nada. Pero hoy va.

La semana pasada me tragué, o mejor dicho digerí con dificultades (no fue fácil de deglutir) el aburridísimo debate en la TVG entre los distintos candidatos a la presidencia de la Xunta. Lo hice porque entre ellos estaba un conocido mío al que aprecio y considero una persona sana, competente y honrada. Lo es, aunque sus posibilidades de llegar a presidente son remotas. 

Pero el debate resultó absurdo y decepcionante hasta tal punto que lo dejé hacia el final, no acabé de verlo y me puse una película: "Trumbo" de Jay Roach. Con lo que me fui a cama con la cabeza mejor amueblada y dormí como un santo. Bueno, quizá yo sea un demonio pero siempre duermo como un santo. Una suerte que tengo.

En el debate hubo dos actores (y digo bien "actores") que me llamaron la atención: Gonzalo Caballero y Ana Pontón. Normalmente zapeando en la tele o en la radio si me encuentro a algún político suelo cambiar de canal de inmediato buscando otra cosa, al igual que si me encuentro a alguien hablando de fútbol. Sé que esos temas no me van a interesar, así que mejor no perder el tiempo. Mejor releer algún libro, charlar con los amigos por internet, escribir una bobada en el Mac o volver a ver una buena película.

Gonzalo Caballero es un señor que me interesa tanto como Nicholas Cage, un actor que si lo veo aparecer en el cartel de alguna película aunque sea en un papel secundario, entonces ya no voy a ver la película. Así que no puedo ni criticarlo porque en realidad no lo conozco. Un hecho que solo puedo definir con una frase estúpida que dice "es que me cae mal". ¿Y cómo me puede caer mal si no lo conozco? Ni idea. Me pasa con otras personas como Pablo Motos o Jorge Javier Vázquez por citar dos ejemplos televisivos de casa a vuelapluma. Ni los veo ni me gustan, pero en realidad no sé nada de ellos.

Ana Pontón es un caso distinto. Tampoco la conozco, pero no me cae mal, al contrario. Simplemente no la entiendo. No entiendo lo que quiere decir. Lo que no quiere decir que no entienda lo que dice, eso sí lo entiendo. Sé que expresado así parece complicado, pero si lo vuelven a leer ustedes seguro que lo entienden tan bien como yo.

¿Es que el BNG después de tantos años dándole al mismo pedal no acaba de entender que a la mayoría de los gallegos, salvo a los bautizados en su religión, no les interesa lo que dicen?

Ya digo: me puse una película.

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