Caen los fieles, pero sube la vocación en la Diocésis: 26 curas en cantera

La capilla del Seminario Mayor Divino Maestro acogió el sábado la ceremonia de institución de nuevos lectores y acólitos. En un acto presidido por el Obispo, Leonardo Lemos Montanet, cinco seminaristas reciben los ministerios laicales, el rito de paso decisivo e irreversible que marca la recta final hacia el sacerdocio.

Diego Javier Guevara Ramos, César Omar Montoya y José Romaní Mosquera se arrodillaron para recibir el Ministerio del Acolitado, asumiendo oficialmente el servicio del altar y la distribución de la eucaristía. A su lado, Jonner Diazgranados Charris y Eliezer Verastegui Verastegui son instituidos en el Ministerio del Lectorado, encargados de proclamar la Palabra de Dios.

Crecen las vocaciones

La trascendencia de este acto se entiende mejor al mirar los libros de registro de la Diócesis. Hace apenas un año, el panorama vocacional invitaba al pesimismo. Sin embargo, la Memoria de Actividades del último ejercicio confirma un cambio de tendencia: el Seminario Mayor ha pasado de contar con 20 aspirantes en 2023 a tener 26 seminaristas en formación en el curso actual.

Este crecimiento del 30% es una anomalía positiva en el contexto de la Iglesia española, donde la mayoría de los seminarios sufren para mantener sus puertas abiertas o se ven obligados a fusionarse con diócesis vecinas. Ourense, contra todo pronóstico, ha logrado reactivar su cantera de curas. Y es que en un mapa eclesiástico que se divide en 12 arciprestazgos y agrupa 735 parroquias, la cifra de sacerdotes continúa descendiendo: de los 235 registrados en 2023 se ha pasado a 229 en 2024, a pesar de la incorporación de nuevas vocaciones. De hecho, cada sacerdote atiende a una media de tres parroquias.

El pago de salarios al clero representa un coste cercano a los 2 millones de euros para la Diócesis de Ourense. Más allá del clero diocesano, la red pastoral se sostiene gracias a 271 religiosos, 56 monjas y monjes de clausura, 865 catequistas, 26 seminaristas mayores y un diácono permanente. El papel del personal seglar resulta igualmente crucial para el funcionamiento de la Iglesia, con una nómina que supone un desembolso de 1,6 millones de euros.