El duelo de los menores migrantes en Ourense, un flagelo invisible

MIGRACIÓN

Habitualmente, las reflexiones sobre la migración se centran en el mundo adulto, pero los menores que han perdido su anclaje original, tienen otra manera de elaborar sus respuestas.

L.R., acompañado por su madre en el Parque San Lázaro.
L.R., acompañado por su madre en el Parque San Lázaro.

La inmigración latinoamericana ha proporcionado a Ourense una inyección demográfica y cultural vital. Sin embargo, el análisis objetivo revela que la experiencia de los niños y adolescentes en la ciudad se configura como un doble desafío de adaptación: el complejo proceso de superación del duelo múltiple y la necesidad de una integración académica y social plena.

Los principales países de origen incluyen a Venezuela, Colombia o Brasil, lo que subraya la preponderancia de la migración hispanohablante y lusófona.

Los colegios ourensanos han batido récords de diversidad, observando cómo el número de alumnos extranjeros se ha triplicado en la última década, pasando de 1.150 estudiantes en 2015 a 3.205 en el curso actual. Este incremento sitúa la población de origen extranjero cerca del 10% de la matrícula total en Ourense, un crecimiento del 62% en diez años que impone una presión considerable sobre la capacidad de acogida del sistema educativo.

Los menores latinoamericanos no llegan a Galicia como una página en blanco. A menudo, arrastran una “mochila invisible” de historias previas de violencia, sufrimiento y pérdidas asociadas a la inestabilidad y crisis socioeconómica en sus países de origen (como en el caso de Venezuela o Colombia).

Patricia Blanco, psicóloga educativa del sector privado, aporta una observación de valor: “La migración genera una ruptura en las relaciones afectivas y el abandono de costumbres y amigos, lo que provoca una sensación de desarraigo y no pertenencia en el país receptor. Este proceso de adaptación se convierte en un duelo migratorio, que se caracteriza por ser múltiple y recurrente. La pérdida no se limita a seres queridos, sino que abarca la lengua, la cultura, la tierra y, significativamente, el estatus social y el grupo de pertenencia.

Esta experiencia es profundamente desestabilizadora, forzando un “cambio de identidad” que puede generar ambivalencia y estrés.

El impacto emocional directo es un factor determinante en el rendimiento escolar. Sin la gestión adecuada del duelo migratorio, el estrés, la ansiedad y la depresión se convierten en barreras cognitivas que anulan cualquier esfuerzo curricular. El rendimiento académico, por tanto, se manifiesta como un síntoma del estado emocional no resuelto.

Las barreras del cambio

Una complejidad específica para la integración en Ourense es el bilingüismo. Aunque comparten el castellano, la inserción social y educativa total requiere el manejo de la lengua gallega. Para un menor recién llegado, la adaptación académica implica enfrentarse no solo a un currículo educativo diferente al de su país de origen (donde los sistemas educativos pueden mostrar debilidades o inestabilidad), sino también dominar simultáneamente el castellano académico y la lengua gallega, lo que constituye una doble barrera lingüística.

Para el alumnado migrante la incertidumbre se agrava. La diferencia cultural, la visibilidad del acento y, a menudo, la pérdida de estatus social, los convierten en blancos altamente vulnerables. Las consecuencias tienen entonces efectos devastadores: disminución del rendimiento escolar, miedo a asistir al centro y un aumento de la ansiedad y la baja autoestima.

I. O, abuela de L. R., nos relata el caso particular de su nieto: “Nuestro niño llegó en septiembre de 2021, con toda la familia desde Cuba. Llegó cuando estaba cursando el cuarto grado en Cuba, pero en ese momento, como estaba la pandemia, las clases se estaban dando por televisión, y estaba muy atrasado, era un cuarto grado atrasado. Pensamos que al entrar aquí al sistema educativo lo iban a poner en tercer grado. Lo matricularon en la escuela Divino Maestro. Ahí comenzó a confrontar problemas de adaptación, que al principio no eran muy visibles, la verdad, todos pensamos que estaba bien y que iba avanzando, pero la migración significó la adaptación a un sistema de enseñanza diferente, con mayores exigencias, la adaptación al gallego, porque las clases, incluso ellos las reciben gallego como parte de su programa. Todo esto influyó mucho en su autovaloración, porque venía de ser un niño brillante que se destacaba en su escuela a ser un niño que tenía dificultades. Entonces lo remitieron para una psicóloga: quedó claro era que era un problema de adaptación al nuevo contexto vital y social El cambio ha sido sustancial, ha sido un antes y un después, es una educación mucho más personalizada, mucho más integradora, más inclusiva, y están atentos al detalle y a la conexión real con los niños y sus padres. Actualmente están en primer año de secundaria, en la escuela Sexto Instituto, y está satisfecho completamente, pero ello con el apoyo continuado de la familia, y el especializado de sus profesores”.

El reto central radica en la atención psicosocial. La clave de la integración plena reside en una robusta vigilancia familiar, y en garantizar, desde lo educativo, recursos especializados para la salud mental de niños y adolescentes.

Contenido patrocinado

stats