Evelio Traba
LOS LIBROS QUE LEO
Paul Auster o la reinvención del amor
UN SIMPLE CORREDOR
La conexión entre Ourense y Lugo podría haber entrado en vía muerta tras años de parálisis. Una respuesta oficial del Gobierno central ha disparado todas las alarmas sobre el futuro de la A-56, sugiriendo que la infraestructura proyectada para unir la ciudad de As Burgas con la capital lucense podría perder su condición de autovía para convertirse en un simple corredor, una vía de menores prestaciones y seguridad reducida.
El Ministerio de Transportes considera ahora “imprescindible” realizar un “estudio integral y pormenorizado” de todo el trazado antes de licitar nuevas obras, alegando la “heterogeneidad” del recorrido. Esta postura, que pone en cuarentena el proyecto original, ha sido interpretada por los diputados del PP como la antesala de un recorte definitivo: temen que el Ejecutivo de Pedro Sánchez replantee la obra para eliminar la doble calzada, dejando a Ourense sin una conexión rápida real con la provincia vecina.
Desde las filas del PP alertan de que la A-56 podría acabar degradada a un simple corredor, una infraestructura de prestaciones inferiores donde el tráfico de ambos sentidos comparte la misma plataforma. Esta fórmula eliminaría la mediana de separación característica de las autovías, reduciendo la seguridad vial. Los populares sustentan su sospecha en el lenguaje empleado por el Gobierno: “Evitan a denominación de autovía e refírense á estrada como corredor”.
La realidad actual para los conductores ourensanos es desoladora. El proyecto de la autovía acumula tal retraso que ha sobrevivido a múltiples presidentes del Gobierno, del PP y del PSOE, sin apenas variar su fisonomía. La realidad sobre el asfalto dista mucho de los planos originales: solo se han materializado 8,8 kilómetros de los casi 70 necesarios para completar el trazado proyectado.
Esa “isla” de 8,8 kilómetros operativos corresponde al tramo que une San Martiño, en el concello ourensano de Vilamarín, con A Barrela, capitalidad municipal del municipio lucense de Carballedo. Empezó a construirse en 2008, pero la crisis paralizó las obras entre 2010 y 2015, por lo que no pudo habilitarse hasta septiembre de 2020. Esta pequeña victoria costó 54,8 millones de euros y doce años de obras interrumpidas por la crisis, pero ahora corre el riesgo de quedar como un tramo inconexo si el resto de la vía se degrada a carretera convencional.
Mientras se define el futuro administrativo de la A-56, la conexión de Ourense y Lugo sigue dependiendo de la N-540. El pésimo estado del firme de esta carretera nacional lleva años acaparando titulares y provocando las quejas de los usuarios.
El Gobierno central adjudicó en 2024 una reforma integral por valor de 11 millones de euros, pero en una respuesta parlamentaria fechada el 27 de noviembre de 2025, el Ejecutivo admite que, tras veinte meses de ejecución teórica (las obras comenzaron formalmente en abril de 2024) la maquinaria apenas ha actuado entre los puntos kilométricos 17 y 60. El diputado popular Celso Delgado denuncia que esto deja en el “limbo” a 25,9 kilómetros de vial -concretamente los tramos del 0 al 17 y del 60 al 68,9- donde no se ha ejecutado obra alguna. Con llegada del invierno, que impide los asfaltados, el “calvario” de los baches promete alargarse sin remedio.
Para mayor incertidumbre, el Gobierno evita dar una fecha de finalización, aunque en anteriores contestaciones en el Congreso indicaron que lo harán en el menor tiempo posible, dentro, eso sí, del plazo de ejecución previsto de los trabajos, y que en el contrato marcaba el año 2027.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Lo último
Xabier R. Blanco
CLAVE GALICIA
“Dimite tú”
ESTRENO CINEMATOGRÁFICO
François Ozon: “Al adaptar el libro busco permitir las interpretaciones más personales”