Juan Salgado: “Muchos alumnos no se creen mi historia”

Han pasado ocho años desde que Juan Salgado, exguardia Civil ourensano y víctima de ETA, fuese invitado a un acto en Pamplona con motivo del Día Europeo de la Víctimas del Terrorismo. Ocho años en los que una iniciativa puesta en marcha con su única fuerza de voluntad ha ido creciendo y ganando fuerza lejos de su casa. Ocho años en los que el superviviente de un jeep ametrallado por un comando terrorista ha intentado explicar a los jóvenes de la Comunidad Foral cómo era pertenecer a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado durante los conocidos como “Años del Plomo”.

Salgado recuerda de aquel momento que “tras 34 años, y sin ningún contacto previo, fui invitado por el gobierno de Navarra al acto. Consentí participar, y que mi testimonio fuera grabado en vídeo, a cambio de poder intervenir. Tras muchas trabas y debates, me concedieron tres minutos, y hablé sobre la necesidad de que los estudiantes pudieran escuchar testimonios directos de las víctimas”. Tres meses después, se ponía en marcha el programa de “víctimas educadoras” en cuatro colegios de la comunidad foral.

“Comenzamos en 2018, y volvimos en 2022 después de la pandemia”, recuerda Juan Salgado. “Había preparado un documento con muchos datos, que fui puliendo hasta consensuarlo con los educadores”. La primera vez que pisó un aula “fue una experiencia muy enriquecedora, por el ambiente durante la charla y por los agradecimientos posteriores”. Para Salgado “aquella primera charla fue la que más me gustó. Vino a buscarme el educador del centro, y el ambiente en el aula fue muy bueno”.

Recordar y valorar

El formato de sus charlas no ha cambiado desde su primera visita. Comienza desplegando en las paredes del aula un desplegable de elaboración propia donde pueden verse los retratos de las víctimas que ETA ha dejado tras de sí. A continuación, Salgado explica su propia vivencia y responde las preguntas y dudas que surgen durante la exposición.

Otro de sus apoyos es un calendario donde figuran todas las fechas donde ocurrió un atentado, calendario que demuestra que prácticamente todas las semanas del año hay al menos un ataque que recordar. “La tira y el calendario los llevaba preparando desde 2010”, explica Salgado, quien ha ido incorporando otros materiales de elaboración propia con el paso del tiempo. La última ha sido una pequeña postal donde pueden leerse los nombres de 22 niños asesinados por la banda terrorista, que entregó a los estudiantes del colegio San Cernin de Pamplona. “Muchos alumnos dicen que mi relato es imposible que sucediera hace tan poco. Van casi a ciegas, no saben quiénes fueron Ortega Lara o Miguel Ángel Blanco, y se quedan alucinados cuando les cuento mi historia”. Desde que comenzó con el programa, se han dirigido a estudiantes de ocho colegios.

De esos estudiantes, Salgado ha recibido después cartas y correos electrónicos de agradecimiento por su trabajo. “Es lo que más me enriquece”, confiesa el exguardia Civil, quien ha visto este pequeño proyecto duplicar el número de participantes. “Comenzamos siendo cuatro, y ahora seremos ocho o nueve, pero soy el único de ellos que ha sido víctima directa. Los demás son familiares de personas asesinadas”.

En casa

La espinita que aún tiene clavada Juan Salgado es el no poder replicar un programa semejante en su provincia natal, Ourense, pese a que existen medios para poder hacerlo. “La ley 29/2011 (la última normativa a nivel nacional relacionada con el terrorismo) recoge en su artículo 59 que las instituciones educativas deben impulsar en toda España planes y proyectos educativos que cuenten con testimonios directos”, explica Salgado, “pero no hemos conseguido que Galicia ponga uno en marcha. Hubo charlas impartidas por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) en las que participó un psicólogo, pero nunca llamaron a policías o guardias civiles, pese a que son los cuerpos más castigados por ETA”, concluye.

En caso de poder dirigirse al alumnado de Ourense, reconoce que “debería cambiar un poco el formato, porque incido mucho en la distancia a la que ocurrieron los atentados, y en Navarra les queda cerca, pero aquí no hay esa proximidad”.