Leonardo Lemos, obispo de Ourense: “Debemos ser peregrinos de esperanza y buscar la paz”
AÑO JUBILAR
Hablamos con el obispo de Ourense, Leonardo Lemos, al entrar en la época navideña de este 2025
Los fieles ourensanos entran en el tiempo navideño de un año 2025 que ha sido especial para la Iglesia Católica, tanto por ser un año jubilar, que se cerrará el próximo 28 de diciembre, como por haber vivido la despedida del papa Francisco y la elección de León XIV. Todo ello mientras el obispo de la diócesis, Leonardo Lemos, observaba en la sociedad una creciente tensión que considera que no es buen ejemplo para los jóvenes.
Y, al mismo tiempo, Lemos habla de esperanza en una comunidad que observa una tenue recuperación de las vocaciones religiosas y de los movimientos cristianos entre los jóvenes. Sobre todo ello reflexiona, en vísperas de Navidad, el obispo de Ourense.
Pregunta.Nos encontramos ya a las puertas de una celebración navideña más. ¿Cómo llega la Diócesis de Ourense?
Respuesta.Llegamos con una sobrecarga de esperanza. Estamos a punto de concluir este año jubilar que se ha llamado así, el “Año Jubilar de la Esperanza”, una invitación del papa Francisco de hacer de cada uno de nosotros peregrinos de esperanza.
R.Vivimos también este tiempo con las preocupaciones que siempre nos golpean el corazón, como es rogar y pedir mucho por la paz. De manera especial, tenemos una preocupación más intensa por aquellas personas que no van a poder celebrar bien la Navidad, incluso entre nosotros, porque hay bastantes necesidades. También estoy preocupado por la gente que está sola y por los ancianos.
P.¿Cómo ha vivido la diócesis el año jubilar?
R.No tengo estadísticas, pero sí que estuvimos muy pendientes. En la medida de mis posibilidades, me hice presente allí donde me han invitado o me han llamado para presidir alguna celebración, de manera especial en la Catedral, donde el día 28 clausuraremos el año jubilar con una celebración solemne a las doce del mediodía.
R.Estos días estoy visitando algunos centros, como la residencia de Santa María de Verín, o el Centro Penitenciario de Pereiro de Aguiar; donde en el jardín central se ha colocado una “puerta santa” de estilo minimalista, e hicimos un rito muy sencillo donde participaron todos, incluso internos de religión musulmana.
R.Participé también en la peregrinación de los centros penitenciarios de España y del mundo entero acompañando a un grupo de funcionarios y voluntarios. A lo largo del año hemos tenido otras peregrinaciones a Roma, como la de los sacerdotes y seminaristas en los meses de junio y julio.
P. Con los seminaristas, precisamente parece que se han recuperado algunas vocaciones
R.Son ahora 24, porque dos están pasando una etapa de interrupción en la maduración vocacional. Le damos gracias al cielo, porque la situación en la que se encuentran muchos seminarios no es buena. Dios sigue llamando;y hace poco recibí por segunda vez a un muchacho que está terminando la licenciatura y me dijo que quería ingresar en el seminario, por tanto, el próximo curso ya tenemos dos chavales mayores seguros. El trabajo vocacional que hemos hecho a lo largo de estos últimos años está dando, gota a gota, sus éxitos.
P. ¿Qué reflexiones querría transmitir a la comunidad católica en este tiempo navideño?
R.Querría hacer una reflexión tanto para los que viven su fe dentro de la Iglesia Católica, como para todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Creo que la encarnación de este Dios que se hizo presente entre nosotros tiene que invitarnos a ser constructores de paz y de esperanza en un mundo como el nuestro.
R.Vivimos en una sociedad tensa, con enfrentamientos y denuncias, dando un espectáculo que no es bueno ni para los niños ni para los jóvenes. Suplicaría al Señor que nos conceda la paz en nuestra conciencia, en nuestros corazones, familias y sociedades.
R.Estamos viviendo una tragedia compleja. Tenemos guerras en el corazón de Europa, donde nació nuestro Señor, y creo que hay 56 puntos de guerra en el mundo entero. Junto con eso, tenemos que vivir un poquito de sobriedad y no caer demasiado en los gastos superfluos cuando sabemos que en Cáritas no llegamos y el comedor sigue aumentando el número de comidas.
R.No estoy dramatizando, sino subrayando algunas cosas de las muchas que llegan. Mi mensaje es que tenemos que luchar por ser constructores de paz comenzando por nuestro corazón, nuestro hogar, nuestras aldeas y nuestra autonomía.
P. Se observan muchos cambios en la sociedad de Ourense, con el crecimiento de otras iglesias y cultos. ¿Cómo lo ve la Diócesis y cómo podemos profundizar en el ecumenismo?
R.Tenemos una delegación de ecumenismo y nos esforzamos por estar abiertos al diálogo con estos grupos. El contacto que tengo con algunos de confesión evangélica es bueno; incluso algunas familias evangélicas están suscritas a la Cáritas católica. Hay que distinguir entre las iglesias establecidas y las agrupaciones religiosas individuales o grupos de inmigrantes que son más autorreferenciales.
R.En dos zonas de la Diócesis tenemos una población creciente de musulmanes; nuestra relación con ellos no es mala e incluso muchos acuden a Cáritas. En el acto en la prisión de Pereiro de Aguiar, un interno musulmán participó con una oración; al final, cuando les felicité la Navidad, él me cogió la mano, me la besó y se la llevó a la frente en señal de respeto. Sé que hay conversiones, pero no las publicamos; se incorporan a las comunidades de manera discreta.
R.Es verdad que vivimos aún una fuerte reacción de lo que se llama secularización o, como yo digo, “paganización”, que es el peor problema: intentar compatibilizar el Evangelio con pautas de conducta que no son cristianas. Pero también contemplamos un resurgir de movimientos católicos en grupos numerosos de jóvenes. Ayer mismo recibí a un joven de 22 años con carrera universitaria que quiere ser sacerdote, y hace veinte días, a otro joven de poco más de 30.
P. En las delegaciones, la Diócesis ha hecho una importante reforma con nuevos nombramientos. ¿Qué van a aportar al funcionamiento del día a día?
R.Los nombramientos responden de manera especial a las solicitudes que me han hecho los sacerdotes tanto en el Consejo Presbiteral como en el Consejo Pastoral Diocesano. El obispo es incapaz de llegar a todo, por lo que me he visto precisado a nombrar algunos vicarios.
R.Me encuentro más tranquilo porque tengo colaboradores más pendientes de la realidad, como los sacerdotes enfermos y ancianos que viven solos. Otro problema que tenemos es el tema de la catequesis y la enseñanza, que está decreciendo en valores humanos y de trascendencia. También nos preocupa el apoyo y la protección a la educación religiosa en la escuela.
R.Además de las estructuras administrativas, debemos mantener el patrimonio histórico-artístico y documental de una diócesis que es muy rico pero con medios limitados. Remamos en esta singladura pastoral que es un proyecto de esperanza constante.
P. No podemos olvidar tampoco que este año hemos tenido nuevo papa
R.Nadie puede poner en duda que el pontificado del Papa Francisco ha sido como un “boom” en la evangelización. En la Iglesia Católica, cuando un Papa sucede a otro, se vive una línea de continuidad. He estado ya dos veces con el Papa León XIV; tiene características muy cercanas y cariñosas. Se ve que es un hombre tímido pero sobrio en las formas de vida; que ha asumido cosas de su predecesor.
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