Leonardo Lemos, Obispo de Ourense: “Vivimos un estallido de participación en los actos de Semana Santa”
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El Obispo de Ourense, Leonardo Lemos, afronta su decimotercera Semana Santa en Ourense con ilusión y mirada renovadora, impulsando la piedad popular, el papel de los jóvenes y la integración de los nuevos fieles llegados por la migración.
Leonardo Lemos Montanet (Barallobre, Fene, 1953) afronta su decimotercera Semana Santa al frente de la diócesis de Ourense, marcada este año por los futuros cambios en la organización pastoral, la llegada de fieles dentro de los procesos migratorios y un paulatino y creciente interés en los actos de devoción popular que se verán durante los próximos días en las calles de la ciudad y las villas ourensanas.
Respuesta.Comenzamos la Semana Santa, un periodo especial para los creyentes. ¿Cómo llega la diócesis a esas fechas?
R.Llegamos con muchísima ilusión porque este año se han conjuntado esfuerzos de todas las cofradías que existen en la diócesis, y conseguimos hacer una presentación conjunta de toda la Semana Santa de la diócesis de Ourense. Digo diócesis, porque la provincia tiene otras manifestaciones. Comenzamos la Semana Santa con el pregón solemne, que es el momento más importante para el creyente a nivel litúrgico. Se lo encargamos al delegado de Peregrinaciones, a don César Caamaño, que se encarga también de la Unidad de Atención Parroquial (UAP) de Verín.
R. Fue muy interesante como pieza de oratoria, y al mismo tiempo cargado de poesía y una memoria a tres planos. Después tuvimos el concierto de la Capilla Madrigalista, que fue magnífico.
Pregunta.Tras más de 13 años al frente de la diócesis, ¿cómo la ha visto evolucionar?
R.Desde el primer momento, quizá condicionado por mis orígenes geográficos, me vi muy influenciado por la Semana Santa ferrolana, donde hay cofradías con mucha actividad y donde aún salen algunos tronos. Al llegar aquí, he visto que había manifestaciones religiosas en la ciudad y algunas villas, pero que necesitaban un poquito de coordinación. También actos de tipo cultural y algún concierto.
R. Cambiamos el Vía Crucis, que antes se celebraba por la carretera del Seminario, como si fuese una cosa de seminaristas nada más, y desde hace unos años lo celebramos por el Casco Vello. Creo que con eso hemos ganado en presencia. Y cada año veo que crece el interés, sobre todo entre los sacerdotes jóvenes y la gente joven. De hecho, el delegado de las Cofradías es un joven abogado que tiene muchísima ilusión con este tema.
P. ¿Alguna de estas cofradías lleva funcionando desde el siglo XVII?
R.Algunas de ellas sí, como pueden ser la del Santo Entierro, la de la Vera Cruz, la de la Virgen de las Angustias o la Dolorosa, que está relacionada con Santa María Nai, que es donde se guardan estas figuras durante todo el año. Desde el siglo XVII, bajo una gran influencia franciscana. En el XVIII vivieron un momento de auge apoyadas por los gremios, y han llegado hasta el día de hoy.
R. Quizá hubo un espacio de tiempo en el que, de algún modo, se experimentó un bajón en la religiosidad popular, y que coincidió con el final del Concilio Vaticano II. Estas manifestaciones de piedad fueron entonces criticadas desde ciertos sectores de la Iglesia. Lo sé, porque yo he vivido como niño esa experiencia en Ferrol. Pero desde hace unos años se ha vivido un estallido de participación en los actos de Semana Santa.
P.¿Y a qué lo atribuye?
R.El otro día tuvimos una reunión de obispos de España, y lo que comentábamos entre los participantes es que sigue habiendo un deseo de espiritualidad por parte de la gente. Este deseo puede ser algo confuso, porque lo mismo nos puede servir para recurrir al zen, al yoga, a la mística oriental, o a otras actividades. Pero también esos deseos de espiritualidad se manifiestan en los distintos grupos, movimientos, asociaciones o caminos que han surgido tras el Vaticano II, y esos grupos han propiciado el resurgir de la piedad popular.
R.Dentro de esa piedad popular, Ourense tiene expresiones magníficas como la procesión de Fátima, las romerías de Los Milagros en Monte Medo, o la Virgen de los Remedios en la ciudad.
R. Cuando yo llegué aquí, me encontré con la capilla de la Virgen de los Remedios destruida por un incendio, y uno de mis esfuerzos fue aunar los esfuerzos para restaurar ese santuario, y hoy lo tenemos dignamente restaurado junto al Pabellón de Os Remedios. Excepto el suelo, que no he logrado todavía que se pueda arreglar, lo que me preocupa porque ofrece muchas posibilidades de accidente a las personas de avanzada edad, que son quienes visitan frecuentemente la capilla. Pero estamos en ello. Recientemente encargué al párroco rector el proyecto, y ahí estamos.
P.Respecto a los jóvenes, ¿cuesta que participen?
R.En las cofradías hay mucha gente de edad mediana, porque sí es cierto que a las personas mayores les cuesta mucho el manejo de los tronos, y no se les puede pedir eso. La ilusión que ponen los grupos de gente joven es muy emocionante. Lo veo en las cofradías del Sagrado Corazón de A Carballeira, la cofradía de Velle… También están resurgiendo un poco las cofradías de la ciudad, y recientemente lo he descubierto en las cofradías de Semana Santa de O Carballiño, integradas mayoritariamente por gente joven, que asume la dirección y la carga de las cofradías.
P.¿Y a qué cree que se debe?
R.Ese resurgimiento de la religiosidad popular se debe a ese ansia de espiritualidad de la que hablaba antes. Está en el corazón del ser humano, y busca manifestaciones externas. Y esas manifestaciones encuentran un cauce a través de las procesiones.
P.Ourense está también recuperando algunas de las cofradías y celebraciones. Destacan los casos de Oímbra y Castro Caldelas.
R.De manera especial Oímbra. Castro Caldelas está recuperando sus procesiones con algún elemento cultural etnográfico propio de su comarca. Pero donde lo he visto de una manera más clara ha sido en Oímbra, con la recuperación de una procesión de penitentes el Jueves Santo que se centra en la Iglesia Antigua de Oímbra.
P.¿Cuánto trabajo hay detrás de esa recuperación?
R.Hay un trabajo ímprobo de catequesis y de convencimiento. Tengo que barrer para casa en este punto, porque allí donde hay un sacerdote que muestra un especial eco con la piedad popular, con iniciativas y con ideas a la hora de recuperar esas tradiciones, allí resurge. Porque siempre encuentra un grupo de personas de entre 30-40 años que apoyan esta gestión y trabajan con ilusión.
R. Las entidades públicas, sobre todo los concellos, han prestado también su ayuda en la recuperación de estas tradiciones, y es justo reconocérselo.
P.Cuando se quiere recuperar una cofradía o tradición, ¿cómo se refrenda?
R.Basta con que el sacerdote o el grupo de personas trabaje en su recuperación. Lo que hacemos desde la diócesis es refrendar los estatutos de las cofradías.
R. En una ocasión, estando yo casi recién llegado, una de las cofradías nos presentó unos estatutos bastante anticuados, quizá del año 1917; y entre el vicario general y yo les aplicamos una actualización atendiendo a los criterios sinodales dictados por el papa Francisco. Y aún no les han dado el visto bueno, porque tienen su estructura interna y democrática, y no nos gustaría que la perdieran. Pero no puede ser una cofradía gobernada por dos o tres señores. Eso no es una cofradía.
P.En la jornada del Viernes Santo se cuentan hasta cinco o seis cofradías. Se anticipa la procesión más multitudinaria.
R.Para la ciudad de Ourense, la procesión del Viernes Santo es un conglomerado de varias cofradías del centro de la ciudad y las parroquias periféricas, pues vienen desde Santa Marta de Velle y el Sagrado Corazón da Carballeira. Velle particularmente ha hecho una recuperación de su Cristo del Perdón, una talla del maestro de Sobrado, y en la cofradía hay gente de edad un poquito madura, que ellos mismos han hecho sus hábitos, y cada año logra incrementar sus cofrades.
R. Son un estímulo para seguir cuidando la Semana Santa. Otro tanto hace el Sagrado Corazón de A Carballeira.
P.Tras trece años, ¿se consigue incrementar la participación de los jóvenes?
R.Vivimos en una sociedad muy compleja, y la Semana Santa ha adquirido otros valores. Muchos de nuestros jóvenes se marchan de vacaciones durante la Semana Santa. Incluso hay quien la llama ya las vacaciones de primavera.
R. Al mismo tiempo, hay otros que vienen, y eso nos da un elemento añadido a través de los visitantes y turistas.
R. Respecto a los jóvenes, el pasado fin de semana participé en un retiro de jóvenes de Bachillerato donde participaron 80 personas en la casa de ejercicios de la diócesis. Se sigue trabajando, pero es verdaderamente difícil. Se ha hecho un llamamiento de manera especial a los colegios, pero en este tiempo de Semana Santa están de vacaciones, lo cual nos añade un hándicap.
P.Y tras más de una década de episcopado, ¿cuál sería ese asunto que no se consigue solucionar?
R.El espíritu de comunión entre las parroquias. Hoy, una parroquia y sus fieles no pueden pretender tener un cura para ellos mismos. Tienen que entender que hay que hacer Unidades de Atención Parroquial (UAP) de tal modo que un grupo de parroquias tienen que unirse para que el culto, y las celebraciones se aúnen en uno o dos centros de actividad pastoral.
R. Esa es una de las luchas más grandes en las que estamos implicados, y al mismo tiempo hay una sensación de cierta impotencia, porque vemos que la gente se mueve por inercia y costumbres pasadas.
R. Con una geografía como la nuestra, tan extendida, no es posible llegar a todas partes.
P.Pero, aun así, el cambio va a producirse.
R.Contra facta, non sunt argumenta, dicen los filósofos. Contra los hechos, no valen argumentos. Las cosas están cambiando porque en muchas parroquias había un número determinado de fieles que ahora ya no los hay. Nuestro mundo rural está cambiando, pese a que en algunos casos hay parroquias muy vivas.
R. La mayoría tiene apenas vida parroquial salvo en verano, cuando vienen hijos y nietos. Está habiendo un movimiento hacia las ciudades, y es una dinámica que para un proyecto de tipo pastoral es un hándicap.
P.Hay otro aspecto en esta dinámica, y es la llegada constante de emigrantes retornados.
R.Es un elemento positivo, digan lo que digan algunas personas, porque la mayoría de gente que está llegando son latinoamericanos, que tienen con nosotros en común la lengua y las creencias religiosas.
R. Hay parroquias que se han revitalizado con la llegada de los inmigrantes, por ejemplo en Celanova y algunos puntos de la ciudad. Hay párrocos que nos cuentan que la mayoría de bautizos que oficiaron el año pasado fueron de hijos de latinoamericanos. Son gente con entusiasmo, y una vida espiritual que a veces nos da lecciones a los de aquí.
P.¿Y aportan vocaciones?
R.Evidentemente. Tenemos en ciernes a dos muchachos de uno de los barrios de la ciudad con raíces latinoamericanas y del norte de África, pero son ya nacidos aquí. Y en una de las villas hay un muchacho que acabó el Bachillerato, y vive aquí con su abuela y sus tías.
P.¿Qué consejo le daría a los fieles para vivir esta Semana Santa?
R.Que aprovechen el tiempo de la Semana Santa para descansar. Pero para descansar bien. Muchas personas se plantean una Semana Santa de la que vuelven más agotadas que antes. Y una manera de descansar es participar en los oficios religiosos y las actividades de sus parroquias. Es una forma de descansar física y espiritualmente.
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