Los nombres en clave de la droga en Ourense: “cruda, blanca, cocinada y rebu”
ADMITEN BIZUM
La jueza dejó en libertad a los cinco detenidos por el narcopiso de Progreso, en Ourense, y adoptó medidas para tres. Las intervenciones teléfonicas acreditan la compra-venta de cocaína y heroína, un “negocio” que admitía pagos por Bizum.
Mes y medio con un número de teléfono pinchado -una especie de centralita para pedidos de droga- y 14 actas de intervención de pequeñas cantidades sirvieron al Grupo de Estupefacientes de la Policía Nacional para cercar a un supuesto grupo criminal en torno al narcopiso del número 43 de la calle Progreso. Las escuchas revelan que el supuesto cabecilla, Kendry Blademil H.V., recibía los pedidos con nombres en clave: la cocaína era “b”, “blanca”, “cruz” o “para la nariz”; la que se fumaba era solicitada como “cocinada” mientras que el rebujito (mezcla de cocaína y heroína) se nombraban como “r”, “rebu” o “mezcla”.
Libertad para los cinco
Aunque el operativo policial detuvo el martes a cinco de las personas que estaban en ese momento en el 2ºB del número 43 de Progreso, la jueza solo adoptó medidas contra tres a la hora de decretar la libertad de todos ellos en la mañana del jueves (comparecencias periódicas en el juzgado de guardia y retirada del pasaporte).
En la bautizada como operación Jail, tres de los investigados tenían un papel más protagonista: Kendry Blademil como líder y Justin O.C. y Alvis M.F. como repartidores en la calle y a las órdenes del primero. Los encargos se hacían previa llamada telefónica y admitían pagos por Bizum (a los compradores se les facilitó el teléfono de Alvis).
A diferencia de la mayoría de los traficantes a pequeña escala que suelen tener ya preparadas las dosis para la venta, generalmente papelinas de 1, 0,5 y 0,250 gramos (entero, medio y cuarto), Kendry las preparaba en el momento del pedido y en función de lo solicitado por el cliente y el efectivo disponible. “Te lo preparo y te lo tiro”, le dijo a un supuesto cliente cuando tenía el móvil intervenido.
Horario "laboral"
Otra de las características que le atribuyen los investigadores es que tenían “un horario de inicio y finalización para realizar las ventas”. El negocio abría la persiana sobre las 12:30 horas del mediodía -no madrugaban- y cesaban las ventas a las 23:30 de la noche, con una parada a media tarde para la siesta. Pedidos fuera de hora tenían que compensar. En las intervenciones telefónicas Kendry (con los apodos de “Ramón” o “Brother”), dice: “Por 10 pesos no bajo a esta hora; “por menos de la mitad no bajo”. Las entregas, previo pago, siempre eran en la calle o se lanzaban por la ventana que daba a un callejón.
En el momento de la entrada y registro, se incautaron 110,26 gramos de cocaína; 4.160 euros; cinco teléfonos móviles, una báscula de previsión, un puñal y un recibo de alquiler a nombre de Kendry. Los cinco detenidos -Kendry, Justin, Alvis así como Flavia y Claury (hermanos del primero y supuestos conocedores de lo qué ocurría)- quedaron en libertad. Según el abogado Ricardo Orbán, la jueza no halló indicios de grupo organizado y “no aprecia riesgo de fuga, porque tienen familia y arraigo en Ourense”. El delito investigado se circunscribe -añade- a tráfico de drogas que causan grave daño a la salud -cocaína y heroína-.
La Policía, sin embargo, cree que no tardarán en volver a vender en otro lugar. La distribución en los puntos negros de la ciudad a consumidores, la mayoría toxicómanos, de micras de cocaína, heroína o rebujito desde cinco euros son por lo general “muy conflictivos y generan una gran alarma social no solo en el lugar que adquieren la droga sino en los barrios y alrededores donde se produce un aumento de la delincuencia urbana”.
Los investigadores consideran “fundamental” la localización, incautación de la droga, dinero y detención de los responsables del tráfico y así lograr erradicar la proliferación de los puntos negros. “Suelen alterar la seguridad ciudadana y provocan un aumento de la inseguridad de los vecinos, con toxicómanos merodeando continuamente por los alrededores de dichos lugares y que a su vez hacen incrementar delitos conexos al tráfico y consumo de drogas como hurtos, robos con violencia o intimidación creando una gran alarma social”.
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