La coca previa llamada pero con un descanso a la hora de la siesta

Si los narcopisos de Covadonga operaban como tiendas 24 horas, el narcopiso en el número 43 de Progreso, desmantelado por la Policía Nacional este martes, tenía horario de atención al público. No servía mercancía hasta entrado el mediodía -a los moradores no les gustaba demasiado madrugar y se desperezaban con calma- e incluso paraban a media tarde para sestear. Esta forma de proceder la detectó el Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de As Lagoas a lo largo de los tres meses de seguimiento del presunto grupo criminal desarticulado.

En ese tiempo, los agentes constataron, según fuentes cercanas a la investigación, que a los moradores del piso les era muy rentable el negocio. Hasta 200 llamadas de compradores podían recibir cada día, porque el modus operandi no era traficar en el inmueble sino servir bajo pedido telefónico.

Solamente se atendían llamadas de personas de confianza -clientes habituales- y las dosis se entregaban en la calle. Nunca en el piso. En el sumario, hay documentado algún caso en el que se sirvió la droga arrojándola por la ventana siempre y cuando se pagase con anterioridad. El business tiene sus reglas.

Y, cuando el negocio echaba la persiana bien entrada la noche, no quedaba nada en las estanterías de la vivienda. Un proceder habitual de las bandas latinas: vender bajo previsión de demanda y nunca echarse a dormir con droga en la casa.

En fiestas y verbenas de los alrededores, la mercancía viajaba hasta donde estaba la diversión. A pie o en patinete.

Los cinco detenidos, que hoy pasarán a disposición judicial, están encartados en la llamada operación Jail (cárcel en inglés) contra el tráfico de drogas. La vivienda lindaba con la vieja cárcel de la calle Progreso e incluso los presuntos traficantes intentaron deshacerse de la cocaína incautada arrojándola a esa desvencijada infraestructura.

El grupo antidroga detuvo a tres hermanos de nacionalidad dominicana, así como a dos supuestos colaboradores a primera hora de la tarde del martes. Los agentes rescataron del tejado, con ayuda de los bomberos de la ciudad, 112 gramos de cocaína en roca (con mayor pureza), así como 5.000 euros repartidos en distintas estancias del inmueble y útiles para elaborar dosis. No había heroína, pero en la investigación los policías constaron que se traficaba con esa sustancia estupefaciente. Al frente del grupo sitúan a un viejo conocido, Kendry Blademil H.V.

La operación Jail se suma a la Copérnico, desplegada pocos días antes por el mismo grupo operativo de la Comisaría ourensana, que permitió desmantelar cuatro puntos negros de distribución de droga en Covadonga con la incautación de 3,2 kilos de heroína, la mayor aprehensión de esta sustancia en lo que va de año a nivel nacional, 700 gramos de cocaína, 450 gramos de “rebujito” (mezcla de heroína y cocaína) y 300 gramos de hachís, además de algo más de 17.000 euros en efectivo, la recaudación diaria.