DIRECCIÓN EN CATALUÑA, VALENCIA Y MURCIA
Rubén Saavedra, director territorial de Abanca en Ourense, asume la expansión territorial de la entidad en la franja mediterránea
CRUZ ROJA
Las vacaciones son siempre un buen momento para llevar a cabo aquellas actividades para las que el resto del año tenemos menos disponibilidad. Muchos aprovechan para leer más, otros invierten su tiempo en aprender una nueva habilidad o simplemente en disfrutar más de la familia. Entre todas las posibilidades que existen el voluntariado suma cada vez más interesados.
Cruz Roja contó a lo largo de 2024 con un total de 2.598 voluntarios en la provincia. “Algunos acuden durante todo el año, pero es verdad que en las épocas estivales notamos cierto incremento de interesados”, reconoce Tania Valeije, técnica de voluntariado en Ourense, que indica que el perfil habitual suele ser el de mujer de mediana edad. Con todo, muchos jóvenes deciden “aportar un granito de arena” en el parón escolar y acompañar a los que lo necesitan.
Es el caso de Raquel, Noa, Erea o Gisela que durante los próximos meses, y esperan que durante mucho más tiempo, estarán echando una mano en el centro de Cruz Roja de la ciudad, así como en las distintas actividades que se llevan a cabo desde la organización.
El requisito principal para ser voluntario es tener ganas de serlo. “En función de sus competencias, de sus habilidades, de su disponibilidad, de su experiencia y de lo que quiere, colaboran en unas áreas u otras”, explica la responsable del departamento. Así, desde el minuto uno tienen la oportunidad de empezar a ayudar, aunque a la vez cuentan con una formación para conocer los valores de la institución y las pautas a seguir en casa una de las áreas correspondientes.
Raquel Torres lleva apenas unos días formando parte del grupo de voluntarios, pero ya ha podido realizar alguna acción, que asegura “fue muy gratificante”. “Vengo con la mente abierta para ayudar en lo que haga falta, creo que es una buena forma de aplicar lo que estudio en la carrera”, explica Raquel Torres, que cursa el último curso del grado en Trabajo Social, en el Campus de Ourense.
Pese a que tener conocimientos sobre el ámbito social puede ser de gran ayuda, no es imprescindible. Noa Barje tiene tan solo 16 años y su objetivo es formarse en Ingeniería Aeroespacial dentro de un par de años, sin embargo, ayudar a los demás también despierta en ella cierto interés. “Es un ejemplo muy claro de cómo una persona, al margen de su profesión, puede tener esa vocación social de ayudar”, asegura Valeije.
En este sentido, desde hace ya un tiempo acude a Cruz Roja para echar una mano. “Si todos queremos estar bien, tendremos que ayudar a las personas que lo tienen más difícil”, resalta Noa. Ha realizado todo tipo de actividades especialmente con personas mayores y niños. “A los señores mayores, a parte de los consejos que les das, también agradecen mucho que les des conversación”, asegura.
Su experiencia ha sido tan positiva hasta el momento que este verano ha conseguido animar a su hermana a que también haga voluntariado. Erea Barje tiene 24 años y es profesora de secundaria. “No me importa ayudar en apoyo académico, pero sí es verdad que también me llaman otros ámbitos como la integración social”, explica y reconoce que ya se había planteado hacer voluntariado cuando estaba en bachillerato “pero por falta de tiempo nunca llegué a apuntarme”. Sin embargo, su propia hermana discrepa con que sea necesario tiempo para poder ayudar. “La gente piensa que te roba muchísimo tiempo, pero que seas voluntaria no te quita de que puedas hacer otras cosas”, resalta Noa, con la que coincide también Raquel: “Si un día te apetece ir a un concierto puedes venir en otro momento que puedas y te apetezca” y añade “hay mucha gente que lo ve como un trabajo en el que no cobras y realmente no es así”.
Por lo general, el voluntariado puede hacerse a partir de los 14 años, aunque es algo que algunas personas no conocen. “Yo no sabía que lo podía hacer ya desde esta edad, lo vi en un anuncio de la biblioteca y ya le insistí a mi madre para venir”, cuenta Gisela González, una ourensana de 16 años que desde hace mes y medio colabora con Cruz Roja. Pese a ser joven tiene claro su futuro, quiere estudiar psicología, por lo que considera que esta experiencia puede aportarle mucho. “Es una forma de ver cómo comunicarme con la gente, cómo crear una conexión, que eso en psicología es muy importante” señala.
Finalmente, estas cuatro jóvenes ourensanas reflexionan sobre las necesidades que existen en la sociedad y que muchas veces los más necesitados están más cerca de los que creemos.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
DIRECCIÓN EN CATALUÑA, VALENCIA Y MURCIA
Rubén Saavedra, director territorial de Abanca en Ourense, asume la expansión territorial de la entidad en la franja mediterránea
ESTACIÓN EN REMODELACIÓN
Adjudicado el mantenimiento en la estación de tren de Ourense
CONSULTA EL DOCUMENTO
Hacienda congela, otra vez, los fondos al Concello de Ourense